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                                                                 Viernes 29 de Octubre de 2021
                       Abdula, el mendigo ciego


                       ADAPTACIÓN LIBRE DE CUENTO  DE LAS MIL Y UNA NOCHES
















                                                                                                                     Hambriento
                                                                                                                  me van llevando.
                                                                                                           Repleto me traen
                                                                                                           cargando.
                                                                                                            ¿Qué soy?                          UN BALDE




                                                                                                                  De piel colorada,
                                                                                                                  por dentro
                                                                                                            blanqueado.     ¿Quién soy?

           Había jurado no reci-   El derviche hizo un  recompensa mayor en el  trarias.                                                UN RÁBANO
        bir limosna alguna que  haz de leña, lo encendió  Paraíso.                 Largo rato porfia-
        no estuviera acompaña-  con unos polvos aromá-     Ahora sólo pensaba   mos. Al fin accedió, po-
        da de una bofetada. Re-  ticos, pronunció pala-  en la cajita de sándalo.  niendo a Dios por testi-
        firió al califa su historia.  bras incomprensibles y  Le rogué que me la die-  go.                        Tiene dos patas y alas,
           Comendador de los    vimos a través de la hu-  ra, que un hombre como   Frotó el ojo derecho:
        creyentes: He nacido en  mareda que se abría la  él no la necesitaba. Le-  cuando los abrí estaba         come maíz y
        Bagdad, con la herencia  montaña. Un palacio en  jos de rehusármela, el  ciego. Maldije mi desme-  canta por las mañanas.
        de mis padres y con mi  el centro; montones de  derviche me la entregó.  surada codicia. Me arro-
        trabajo compré 80 ca-   oro ante mi vista des-     -Te ruego me digas   jé a los pies del dervi-  ¿Quién es?
        mellos que alquilaba a  lumbrada sobre los que  cuáles son las virtudes  che.
        los mercaderes de las ca-  arrojé mi codicia como  de esta pomada.         -¡Desventurado! ¿No                                   EL GALLO
        ravanas. Estaba sentado  el águila sobre la presa.  -Prodigiosas: frotan-  te previne? Colmado de
        a la sombra de un árbol,   El derviche, antes de  do el ojo izquierdo y ce-  riquezas indigno de po-
        ante una fuente, cuan-  cerrar la montaña sacó  rrando el derecho se ven  seer, Dios te las ha qui-
        do llegó un derviche (*)  de una jarra de plata una  todos los tesoros ocul-  tado para castigar tu co-   Si me siento, se sienta.
        que iba a pie a Bassorah.  cajita de sándalo que  tos.                  dicia. Reuniendo mis 80           Si me paro, se para.
           Hicimos amistad y    contenía una pomada y      Frotando el ojo dere-  camellos se marchó.
        mirando mis numerosos   la guardó.              cho, se pierde la vista de  Desesperado, erré por            ¿Qué es?
        camellos me dijo que no    Nos repartimos la    los dos.                esas montañas. Unos pe-
        lejos de ahí, una monta-  preciada carga, le agra-  Maravillado, le im-  regrinos me recogieron                              LA SOMBRA
        ña guardaba un tesoro   decí y luego de abrazar-  ploré que me frotase el  y apenas logré salvar mi
        que aun de cargar de jo-  nos, nos separamos.   ojo izquierdo. Y apare-  vida.
        yas y oro los 80 camellos  Pero en un ataque de  cieron a mi vista tantísi-
        no se notaría ninguna   codicia me arrepentí y  mos tesoros que encen-     MORALEJA. No de-
        merma en él. Arrebata-  resolví quitarle su parte.  dieron más mi codicia.  bemos ser codiciosos
        do, me arroje al cuello  “El derviche no necesita  Le rogué que me fro-  porque eso nos llevará a
        del derviche y le rogué  esas riquezas; conoce el  tase el ojo derecho, para  la desgracia. Recorde-
        que me indicara el sitio,  lugar del tesoro. Ade-  ver más tesoros.     mos que la codicia rom-
        ofreciéndole un camello  más, está hecho a la in-  -Ya te dije que así,  pe el saco.
        cargado.                digencia.”              con el ojo derecho, per-   (*) Derviche: es un
           -Tu oferta, hermano,    Regresé: “hermano: -  derás la vista.        miembro de un grupo re-
        no guarda proporción    le dije-, tú eres solo un  -Hermano, es impo-   ligioso musulmán sufí de
        con la fineza que espe-  hombre experto en la   sible que esta pomada   carácter ascético o mís-
        ras de mi. Puedo no ha-  oración y la devoción  tenga virtudes tan con-  tico.
        blarte más del tesoro y  que no podrás nunca di-
        guardar mi secreto. Pero  rigir cuarenta camellos.
        te haré una proposición  Quédate sólo con trein-
        más cabal: iremos a la  ta.”
        montaña, cargaremos        -Tienes razón. Esco-
        los 80 camellos, queda-  ge los diez. Llévatelos y
        remos mitad y mitad y   que Dios te acompañe.
        nos separaremos, to-       Mi codicia me hizo
        mando cada cual su ca-  volver de nuevo y me lle-        Cree el ladrón que todos
        mino”.                  ve otros diez.
           Esta proposición ra-    Después logré, a                 son de su condición.
        zonable me pareció du-  fuerza de besos y bendi-
        rísima. ¿Que el derviche,  ciones, que me devolvie-
        un hombre harapiento,   ra todos los camellos.
        fuera no menos rico que    -Haz buen uso de es-         No firmes carta que no leas,
        yo? Accedí, sin embar-  tas riquezas y recuerda         no bebas agua que no veas.
        go.                     que Dios, que te las ha
           Nos encaminamos a    dado, puede quitártelas
        un valle rodeado de     si no socorres a los me-
        montañas altísimas, en  nesterosos, a quienes la             Hombre prevenido
        el que entramos por un  misericordia divina deja
        desfiladero tan estrecho  en el desamparo para               nunca fue vencido
        que sólo un camello po-  que los ricos ejerciten su
        día pasar de frente.    caridad. Así, tendrás una
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