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                                                                 Viernes 26 de Agosto de 2022
                          La flor encantada



                          ADAPTACIÓN LIBRE  DE  CUENTO POPULAR  CHILENO












                                                                                                                   ¿Cuál es el último animal
                                                                                                                  que subió al arca de Noé?       EL DEL FIN







                                                                                                               El doctor le dice al paciente:
                                                                                                                        respire profundo

                                                                                                                     que lo voy a auscultar.
                                                                                                           El paciente le responde: doctor,
                                                                                                               ¿de quién me va a ocultar
                                                                                                                 si no le debo a nadie?




                                                                                                                   ¿Por qué las focas miran
                                                                                                                     siempre hacia arriba?


           Hace mucho, mucho    salió a corretear por el  fea como un sueño malo,  mar azul, muy lejos, exis-                                     LOS FOCOS
        tiempo, vivía en un leja-  valle. Se revolcaba en la  el niño no se levantó de  te  una pequeña isla. En
        no valle un hermoso niño  nieve, sacudía los arbo-  su cama. Estaba triste,  ella crece la flor encanta-                                  PORQUE AHÍ ESTÁN
        con su padre, un hacen-  les. Y cuando iba a inter-  tenía fiebre y el sem-  da cuyo perfume cura to-
        dado muy rico, y su ma-  narse en el recodo de un  blante muy pálido. ¡Él,  das las enfermedades y
        dre, una señora muy be-  camino divisó con asom-  que era tan jovial!   devuelve la felicidad a
        lla. Numeroso ganado    bro a un precioso pájaro   Sus padres se alarma-  todos los corazones. Pero,            ¿Cuál es el colmo
        pacía dulcemente al     dorado. El pobre anima-  ron mucho. Lo colmaron  ¡ay!, está tan lejos...
        abrigo del viento y la llu-  lito estaba entumecido  de caricias, le prodiga-  Y, sin más, se despi-               de Aladino?
        via. La casa, construida  de frío y hacía vanos es-  ron todos sus cuidados,  dió de los amos de la
        de blanca y luciente pie-  fuerzos por levantar el  pero el niño seguía  sin-  casa y se alejó entre los                                  TENER MAL GENIO
        dra, se ocultaba entre  vuelo.                  tiéndose muy mal.       árboles del camino.
        frondosas arboledas, ro-   Miró al niño como pi-   Fue así como la tris-   El pájaro estaba aler-
        deada de cristalinas    diéndole: —¡Protége-    teza, con su vestido de  ta. Oyó las palabras del
        fuentes y floridos jardi-  me!...               sombra, penetró en la   anciano y se quedó si-
        nes. Allí, la vida de sus  Ángel, sin vacilar un  casa en la que antes ha-  lencioso. De pronto,
        moradores transcurría   solo instante, lo tomó en  bía reinado la felicidad  como por inspiración di-
        placentera y feliz. Pero  sus manos y trató de ca-  vestida de sol.     vina, sacudió sus alas, se
        el verdadero regocijo de  lentarlo en su pecho.    Vinieron los médicos  las peinó y levantando
        la casa era el niño, que   El temor de que se le  más famosos; recetaron  el vuelo, se perdió en el
        tenía un nombre senci-  muriera hizo que lo lle-  los medicamentos más  espacio lleno de sol.
        llo y admirable: se lla-  vara a su casa, donde lo  raros. Pero el niño no  Pasaron así tres lar-
        maba Ángel. Su carita,  colocó cuidadosamente   mejoraba. El dolor de los  gos días con sus largas
        de tez rosada, era fresca  cerca de la chimenea  afligidos padres era cada  noches.
        y lozana como el musgo  que ardía en la lujosa  vez mayor.                 Y he aquí que en la
        en las mañanas de pri-  sala.                      Hasta que un día, un  mañana del cuarto día
        mavera.                    Poco a poco, al calor  viejo de barba larga,  se oyó un débil canto
           Criado en la libre so-  del fuego, el pájaro se  blanca y luciente como  que el niño reconoció
        ledad del campo, se sa-  fue desentumeciendo.   la de los abuelos de los  enseguida. La ventana se
        bía de memoria todas las  Momentos más tarde, ya  cuentos, vino a llamar a  abrió por si sola, como
        especies de flores, el  picoteaba migajas de    la verja de la casa. Solici-  por encantamiento,
        color de todas las mari-  pan en las manos del  tó que le dejaran des-  para dar paso al pájaro
        posas y, por sus cantos,  niño. Y cuando hubo re-  cansar un instante de sus  de oro. Este se posó en
        distinguía graciosamen-  cobrado sus fuerzas,   fatigas y le dieran con  la cama de Angel y de-
        te el nombre de todos   miró a Ángel con ternu-  qué saciar su sed.     positó en ella una flor
        los pájaros, que eran los  ra y volando, fue a po-  Le ofrecieron un vaso  blanca y luminosa como
        fieles amigos de sus co-  sarse en un roble verde  de leche recién ordeña-  el lucero del alba. Luego
        rrerías por los bosques  y alto que había frente a  da, y cuando lo hubo to-  levantó el vuelo hacia el
        vecinos.                la ventana.             mado, levantó lenta-    roble verde y alto.
           Sucedió que una ma-     Desde entonces, to-  mente la cabeza, y dijo:   ¡Era la flor encanta-
        ñana de invierno el cam-  das las mañanas el pája-  —Adivino en vues-   da! Su delicioso perfu-
        po amaneció todo cu-    ro de oro, porque éste  tros semblantes una     me se expandió por la
        bierto de nieve. El sol  era un verdadero pájaro  gran pena.            sala. El niño lo aspiró y,
        estaba oculto entre es-  de oro, entonaba los      Y sin esperar res-   al instante, el color vol-
        pesas nubes grises. Los  cantos más melodiosos  puesta, se dirigió hacia  vió a su rostro, el brillo a
        árboles, sin cantos, pa-  para alegrar el corazón  el dormitorio del niño.  sus ojos y la sonrisa a sus
        recían adormilados. Solo  de su amiguito.       Ángel se había dormido  labios: se había curado.
        el viento, que nunca des-  Cuando el niño se    profundamente. Lo aca-     Y fue de esta manera
        cansa, jugaba traviesa-  sentaba a la sombra del  rició, le tomó el pulso;  cómo la felicidad, vesti-
        mente con las hojas mar-  árbol el pájaro bajaba y  luego se alisó la espesa  da de sol, y la alegría,
        chitas.                 se acurrucaba en sus    barba y dijo como si ha-  adornada de flores sil-
           Acostumbrado a ma-   manos  como en un nido.  blara consigo mismo:   vestres, volvieron de
        drugar, Ángel aquel día    Pero una mañana,        —Más allá del ancho  nuevo a la casa...
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