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Viernes 2 de Diciembre de 2022
Sebastián, el caracol valiente
ADAPTACIÓN LIBRE DE CUENTO INFANTIL PUBLICADO EN BOSQUE DE FANTASÍAS
El mejor olor, el del pan;
el mejor sabor,
el de la sal; el mejor amor,
el de los niños.
GRAHAM GREENE
Todas las personas
mayores fueron al
principio niños (aunque
pocas de ellas lo recuerden).
ANTOINE DE SAINT-EXUPÉRY
Los hombres tienden
a creer aquello
que les conviene.
Sebastián era un ca- taba un año más dirigir- diante, lista para llevar da. Participó en la fiesta JULIO CÉSAR
racol tranquilo, con mu- se hacia el arroyo, al ver al caracol Sebastián has- como el que más.
chos años y recorridos a que tras varias horas de ta la fiesta sin que tuvie- Cuando la celebra-
su espalda. Y no es que recorrido apenas había ra que preocuparse de ción iba terminando, la
no hubiera sido valien- realizado ni la mitad del nada. ardilla Paca se subió has- El hombre es bueno
te, sino que la casa que camino, Sebastián en- Y así lo hicieron. Con ta la copa del árbol más
llevaba sobre su escurri- tristecido decidió dar mucho empeño y esfuer- alto del prado y, de pron- por naturaleza, es la
dizo lomo pesaba ya de- marcha atrás y no acudir zo todos los animalitos to, dejó caer una espe-
masiado y hasta chirria- al gran evento. El viejo fueron empujando poco cie de tela que ocultaba sociedad la que lo corrompe.
ba, y eso le hacía temer. caracol pensó que no im- a poco al viejo caracol algo. Ese algo era un pre- JEAN JACQUES ROUSSEAU
“Los años no pasan en portaría y que nadie le para que pudiese subir a cioso cartel hecho de flo-
vano…”, se decía el po- echaría en falta, pero se la carretilla. Una vez allí, res bordadas en el que
bre Sebastián mientras equivocó. Preocupados, Sebastián no podía creer se leía: “A Sebastián, el
procuraba llegar a pasi- al ver que el atardecer se lo que veía. ¡Los anima- caracol más valiente y
tos muy, muy lentos has- avecinaba y Sebastián litos se habían esforza- bueno del mundo”.
ta el arroyo, como hacía aún no había llegado al do mucho y todo estaba Y así fue como Sebas-
cada primavera. arroyo, todos los anima- precioso! El pobre Se- tián se dio cuenta de que
En el maravilloso pra- les del prado se organiza- bastián se emocionó al la edad no le hacía ser
do en el que vivía, todos ron dispuestos a encon- recordar los buenos mo- menos importante, y
los animalitos celebra- trar a su gran amigo, el mentos vividos, olvidán- junto a su carretilla no
ban la llegada de esta rey de todas las fiestas. dose por un momento dejó de participar en la
estación con mucho en- ¡Sebastián! ¿Qué ha- que se había hecho ma- fiesta de la primavera ni
tusiasmo. Acudían todos ces todavía aquí? ¿Te yor y de que su casita se de ver a sus amiguitos,
hasta el arroyo para dar- has olvidado que hoy es había vuelto muy pesa- hasta el fin de sus días.
se un chapuzón fresqui- el día que damos la bien-
to, las mariposas lo ador- venida a la primavera, la
naban todo con flores sil- estación más bonita del
vestres, las abejas pre- año? – preguntó la ardi-
paraban deliciosos ta- lla Paca, uno de los ani-
rros de miel, las ardillas malitos más rápidos del
pelaban riquísimas nue- lugar.
ces… para dar la bienve- –No me he olvidado,
nida a la primavera como querida Paca, pero es Tiene espalda y cuatro
se merecía. A Sebastián que estoy muy viejito y
siempre le había encan- mi casa es ya muy pesa- patas, pero no se mueve
tado participar, pero da para poder moverla ni anda.
como ahora ya se había de acá para allá, y tengo
hecho muy mayor y su miedo de que se rompa LA SILLA
casa era demasiado pe- en mil pedazos.
sada, había perdido un –¡Tonterías!
poco la ilusión. Y es que Y como si no hubiera
el caracol Sebastián escuchado nada, la ardi-
siempre se encargaba de lla Paca corrió de nuevo Voy rodeando tu cintura
avisar a todos los ani- hacia donde se encon- y si no es por mi ayuda,
malitos del bosque y de traban los demás anima-
organizar los mejores les y, tras unas pocas pa- se te cae el pantalón.
juegos, y ahora ya no labras, todos comenza-
podía hacerlo igual de ron a trabajar. Al poco EL CINTURÓN
bien que antaño. rato una hermosa carre-
Así, mientras inten- tilla de madera lucía ra-