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                                                                   Viernes 7 de Enero de 2022
                El hombre que toca la flauta celestial


                     A D A P T A C I Ó N  L I B R E D E A N T I GU O  C U E N T O A N ÓN I MO D E C H I N A




                                                                                                           Pero cuando regresó  hasta el Mar del Sur, al
                                                                                                        a su casa y fue por vez  lugar de la pesca.
                                                                                                        primera a pescar, descu-   De esta manera, con
                                                                                                        brió que aquellos dos re-  el cesto de bambú y la
                                                                                                        galos eran realmente dos  capa para la lluvia, llegó
                                                                                                        objetos maravillosos. Al  volando a las montañas
                                                                                                        volver de la pesca el ces-  Cinco Dedos y tan pronto
                                                                                                        to de bambú siempre re-  como tocó su flauta, el
                                                                                                        bosaba de relucientes   sonido se extendió por el
                                                                                                        peces, y la capa, desple-  firmamento y el mundo
                                                                                                        gada, lo llevaba volando  entero rebosó de júbilo.









                                                                                                                     Quien no comprende
                                                                                                                     una mirada tampoco
                                                                                                                    comprenderá una larga
                                                                                                                           explicación.
           Hace   muchísimos    ñido con un cinturón de  mundo humano.          tesoro del Rey Dragón y al
        años, al pie de las monta-  jade. Y precisamente   Tanto le gustó al Rey  ver una cesta cilíndrica
        ñas Cinco Dedos, vivía un  aquel mismo día de la fies-  Dragón el sonido de aque-  hecha de tiras de bambú,
        hombre que tocaba ma-   ta, después de haber an-  lla flauta que quiso en-  pensó: “Este utensilio me        Cuando bebas agua,
        ravillosamente la flauta  dado diez días y diez no-  contrar al ejecutante para  puede servir para guar-      recuerda la fuente.
        de bambú. Tan bien la   ches, el “Hombre que toca  que enseñara a su hijo a  dar los camarones y pe-
        tocaba que la calandria  la flauta celestial” llegó  tocar el instrumento. Y  ces que pesque”. Lo tomó y
        no se atrevía a competir  a la playa para pescar.  siguiendo la dirección de  lo sujetó al cinturón. Des-
        con él, el mirlo no ento-  Tendió la red sobre el mar  donde venía el sonido,  pués, en un armario, des-  Debes entrar a la guarida
        naba tan bellas melodías  apacible, se sentó sobre  halló al hombre, quien  cubrió una capa para la
        y ni siquiera la alondra  una piedra limpia y lisa y  recogió su red, metió la  lluvia y reflexionó: “Con     del tigre si quieres
        trinaba con tan rica so-  comenzó a tocar la flau-  flauta en su ancho cintu-  esta capa puedo ir a la    atrapar a sus cachorros.
        noridad. Cuando empeza-  ta. En ese mismo instan-  rón y siguió al Rey Dra-  playa a pescar incluso en
        ba a tocar la flauta, los  te, cuando el Rey Dragón  gón hasta su palacio.  días de lluvia y viento”. Y
        pájaros se detenían en  levantaba la copa para     Transcurridos tres   éste fue el segundo y últi-
        pleno vuelo, los campe-  brindar con sus huéspe-  años, el hijo del Rey ha-  mo regalo que escogió.
        sinos que labraban la tie-  des, oyó un sonido tan  bía aprendido a tocar la  Al salir de la sala del        Distintas cerraduras
        rra dejaban sus faenas,  maravilloso como nunca  flauta de bambú, por lo  tesoro acompañado por                  se deben abrir
        los ancianos se sentían  había creído oír. Todos y  que el flautista, que año-  el hijo del Rey Dragón,
        rejuvenecer y los niños  cada uno de los dioses  raba mucho su familia y  éste, muy intrigado, le            con diferentes llaves.
        saltaban de alegría… Y tan  quedaron en suspenso,  su pueblo, le rogó al pa-  preguntó:
        hermosa era su música   incluso se olvidaron de  dre que le dejara volver a  -¿Por qué has escogi-
        que la gente creía que  las mesas repletas de   casa. El Rey, agradecido,  do estos objetos tan sen-
        había bajado del cielo,  manjares y dejaron caer  se lo concedió y le indicó  cillos entre montones de
        por lo que lo apodaron  sus copas. El hombre de  a su hijo que acompaña-  oro y plata, perlas y pie-
        “Hombre que toca la flau-  la flauta no sabía ni po-  ra al maestro para que  dras preciosas?
        ta celestial”.          día imaginarse que en   escogiera dos regalos,     El músico le contestó
           Un día, el Rey Dragón  aquel momento tantas di-  los que quisiera, del te-  con una sonrisa:
        del Mar del Sur agasajó a  vinidades estuvieran es-  soro real. Había allí pie-  -El oro y las piedras
        las divinidades con un  cuchando cómo tocaba    dras preciosas rojas,   preciosas se gastan y des-
        banquete en la playa.   su instrumento. Y los dio-  amarillas, azules; lingo-  aparecen. En cambio, con
        Ocho mil genios con ri-  ses, por su parte, estaban  tes de oro resplandecien-  esta cesta de bambú y la
        cas ropas exóticas char-  persuadidos de que quien  tes y centenares de miles  capa para la lluvia, puedo
        laban y gozaban bebien-  así la interpretaba sin  de valiosísimos objetos.  ir de pesca todos los días y,
        do en torno al anfitrión,  duda debía haber descen-  El flautista recorrió dete-  con los peces que pesque,
        que llevaba un hábito ce-  dido del cielo superior al  nidamente el salón del  nunca pasaré hambre.
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