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Viernes 28 de Enero de 2022
Los cuatro compañeros
ADAPTACIÓN LIBRE DE CUENTO DE ÁNGEL FERNÁNDEZ DE LOS RÍOS
Un paisano tenía un gastados, prefiero estar y resolvieron pasarla allí. dría a nosotros cenar! y comodidad. El asno se lo que daba hacia donde
asno que le había pres- tendido en el hogar dor- El asno y el perro se colo- dijo el gallo. acostó en el estiércol, el se encontraba su capi-
tado servicios durante mitando a correr tras los caron debajo de un gran —Sí, seguramente, perro detrás de la puer- tán y anunció:
largos años pero cuyas ratones, entonces mi árbol, el gato trepó y el replicó el asno. ¡Ah! ¡Si ta, el gato en el hogar —Hay en nuestra
fuerzas decaían tanto, ama ha querido ahogar- gallo tomó vuelo hasta estuviéramos adentro! cerca de la ceniza ca- guarida una horrible he-
que cada día era más me. Yo me he escapado colocarse en lo alto. An- Y se pusieron a discu- liente y el gallo sobre una chicera que me ha so-
inútil para el trabajo. El a tiempo, ¿pero a dónde tes de dormirse paseó su rrir cómo echar a los ban- viga; y como estaban fa- plado a la cara y me ha
dueño buscaba matarlo dirigiré ahora mis pasos? mirada por los cuatro doleros; por último ha- tigados de su larga ca- arañado con sus largos
para aprovechar la piel; —Ven con nosotros, vientos y le pareció dis- llaron la manera. El asno minata, no tardaron en dedos; delante de la
pero el asno, advirtien- correremos la misma tinguir a lo lejos una pe- se enderezó poniendo dormirse. Después de puerta está un hombre
do lo que le esperaba, se suerte. queña luz; gritó a sus sus manos sobre el ante- medianoche, cuando los armado con un cuchillo,
escapó con dirección al Al gato le gustó la compañeros que debía pecho de la ventana, el ladrones advirtieron con el cual me ha herido
pueblo cercano. propuesta y partió con haber una casa a poca perro subió sobre el lomo desde lejos que no había en una pierna; en el pa-
Después de haber an- ellos. Nuestros vagabun- distancia puesto que del asno, el gato trepó ya claridad en la casa y tio hay un monstruo ne-
dado un buen trecho, en- dos pasaron muy pronto veía claridad. sobre el perro, el gallo que todo parecía tran- gro que me ha medio
contró en el camino a un por delante de un corral -Si es así, dijo el asno, tomó vuelo y se colocó quilo, el capitán ordenó aplastado con una maza
perro de caza que jadea- sobre cuya puerta esta- marchemos listos hacia sobre la cabeza del gato. a uno de los suyos que y en lo alto del techo está
ba de fatiga. ba un gallo que gritaba ese lado, porque esta Hecho esto, rompió la fuese a reconocer lo que sentado el juez que gri-
—¿Qué te ha ocurri- desaforado. posada no es completa- orquesta a una señal pasaba. taba: “Traed ante mí a
do, camarada, le pre- —Nos taladras los oí- mente de mi gusto. convenida. El asno se El enviado encontró ese bandido”. Así es que
guntó, que tan cansado dos, dijo el asno; ¿qué te — En efecto, añadió puso a rebuznar, el pe- todo tranquilo; entró en he tenido que correr.
estás? pasa para gritar de ese el perro, algunos huesos rro a ladrar, el gato a la cocina y quiso encen- Desde entonces los
—¡Ah!, respondió el modo? con un poco de carne no maullar y el gallo a can- der luz, tomó una pajue- bandoleros no se atre-
perro, mi amo ha inten- —He anunciado me desagradarían. tar; en seguida se preci- la y como los ojos brillan- vieron a acercarse a la
tado matarme porque buen tiempo, explicó el Se dirigieron hacia el pitaron en la habitación tes del gato le parecían casa y los cuatro anima-
soy viejo, me debilito gallo; y como mañana punto de donde partía la por la ventana, rom- dos ascuas, la aproximó les se instalaron en ella,
más cada día y no puedo domingo se recibe visi- luz; muy pronto vieron piendo los cristales que a ellos para encenderla, donde vivieron perfecta-
ya ir a cazar. Cuando lo tas, la dueña de casa, sin acrecentar su intensi- volaron en pedazos. pero el gato no entendía mente.
supe me fugué; ¿pero piedad para mí, ha dicho dad, hasta que por últi- Los ladrones, al oír de bromas, le saltó a la La ingratitud de los
cómo me ganaré la co- a la cocinera que me co- mo llegaron frente a una tan espantoso ruido, se cara y lo arañó. Sobre- amos a quienes habían
mida? mería en estofado y esta guarida de bandoleros levantaron sobresalta- cogido por el miedo, el servido fielmente los
—Ven conmigo y pro- tarde me cortarán el perfectamente ilumina- dos, creyendo que en- hombre corrió hacia la condenó a muerte y los
baremos fortuna juntos. cuello. Creo que hay mo- da. El asno, por ser el traba la policía, y huye- puerta para escapar obligó a escapar de sus
El perro aceptó y si- tivo para que grite con más grande, se aproxi- ron aterrados al bosque. pero el perro, que esta- casas para salvar la vida.
guieron juntos el cami- todas mis fuerzas. mó a la ventana y miró el Entonces los cuatro ba acostado muy cerca Ellos obligaron a los ban-
no; muy cerca encontra- —Bien, cresta roja, interior de la habitación. compañeros se sentaron de la puerta, se lanzó didos a desalojar su gua-
ron un gato acostado en venite con nosotros y en- —¿Qué ves adentro, a la mesa encargándose sobre él y le mordió en rida y fueron causa de
medio de la carretera. contrarás algo mejor rucio? le preguntó el ga- de lo que quedaba y co- una pierna. Como pasa- que privados de ella,
—¿Qué te apesa- que la muerte. llo. mieron como si fuera la ba por el corral junto al aquellos malhechores
dumbra, viejo micifuz? El gallo aceptó la in- —¿Qué veo? contes- última vez. estercolero, el asno le cayeran en manos de la
le preguntó el asno. vitación y los cuatro ani- tó el asno, una mesa cu- Cuando los cuatro ins- sacudió un par de pata- justicia y pagaran sus
—No es cosa de bur- males se pusieron en bierta de manjares y de trumentistas concluye- das, mientras que el ga- delitos. Es decir, que
larse cuando peligra la marcha. No podían lle- bebidas y alrededor de ron su banquete, apaga- llo, despertado por el después de haber sido
vida, respondió el gato; gar al pueblo de día y ella bandoleros que se ron las luces y buscaron ruido, gritaba desde en- tan útiles al hombre, lo
porque voy poniéndome cayó la noche cuando tratan a cuerpo de rey. sitio para descansar cada cima de su viga: kikiriki. fueron además a la so-
viejo y mis dientes están atravesaban un bosque —¡Qué bien nos ven- uno según su naturaleza El ladrón huyó a todo ciedad.