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Viernes 11 de Marzo de 2022
La princesa de la colina de cristal
A D A P T A C I Ó N L I B R E D E A N T I G U O C U E N T O N Ó R D I C O
Vivía un campesino en anterior. ra de plata. tados.
el bosque junto con sus Fue el hermano del De nuevo consiguió La princesa se aburría,
tres hijos. Los dos mayo- medio el voluntario: marcarlo con un hierro y hasta que, cuando no que-
res tenían un carácter Sin embargo le pasó lo llevó al mismo lugar a dó ninguno, se levantó de
fuerte y aunque estaban lo mismo que al mayor: donde había llevado el la silla y vio aparecer a un
llenos de virtudes, eran un terremoto sacudió el otro caballo. nuevo caballero. Monta-
muy vanidosos. Se burla- granero y el muchacho A la tercera vez, todo ba un espléndido caba-
ban constantemente de salió muerto de miedo. sucedió de la misma for- llo con bridas de cobre.
su hermano pequeño, al A la cosecha siguien- ma, pero el caballo era La armadura del joven na de oro. Él la tomó y pero ninguno parecía te-
que llamaban ‘Menudo’. te, ninguno de los herma- más grande y sus bridas y también era de cobre y bajó la colina. ner las manzanas.
Al ser la casa pequeña, nos mayores quería ir al la armadura eran de oro brillaba con fuerza. Co- – ¡Lo que te perdiste – ¡No puede ser! - ex-
dormía junto a la chime- granero: macizo. El animal termi- menzó a escalar la colina hoy! - dijeron al llegar a clamó el soberano. Mi
nea y estaba cubierto de – No pasa nada, pa- nó junto con los otros dos y cuando ya llevaba un casa los hermanos de hija entregó tres manza-
hollín, pero era muy bon- dre, yo puedo ir-, dijo Me- caballos. tercio, se detuvo de golpe Menudo. ¡Un caballero nas, alguien debe tener-
dadoso, de buen humor y nudo. Curiosamente ese y miró a la princesa. con armadura de plata ha las. ¿De verdad están aquí
no se quejaba. – ¡Ja, ja, ja! – se burla- año, el rey ofreció por vez Ella de pronto sintió escalado la mitad de la todos los jóvenes del rei-
La familia salía ade- ron los hermanos. No primera la mano de su algo especial por aquel colina! Todos deseába- no?
lante gracias al forraje aguantarás ni un minuto hija. Era una joven tan joven y lanzó por la colina mos que siguiera ade- Entonces reconoció el
que plantaba el padre en allí… hermosa que todos los una de sus manzanas. Él lante, porque parece dig- campesino: –Tengo otro
la ladera de una colina. – Dejad que vaya. No caballeros y príncipes la recogió y bajó la colina no de la princesa, pero no hijo pero está en casa.
Allí tenía un granero don- perdemos nada con in- quedaban rendidos al con su maravilloso caba- lo hizo y bajó de nuevo la Mis hijos mayores no
de guardaba lo que reco- tentarlo- declaró el pa- verla. Pero el rey dispuso llo, perdiéndose entre los colina con una manzana querían que viniera.
gía. Pero sucedió que casi dre. que entregaría la mano árboles del bosque. que la princesa le lanzó. – Pues exijo que venga
en la cosecha, desapare- Menudo caminó hacia de su hija y la mitad de su – Hermano, ¡no sabes – ¡Vaya! ¡Ojalá pudie- aquí ahora mismo. Dije
ció todo el forraje fresco la colina, y entró en el reino a aquel que consi- lo que ha pasado! – dije- ra verlo! que debían acudir todos,
que tenía plantado. Des- granero. A medianoche, guiera escalar la colina ron los hermanos de Me- – Ni lo sueñes. Tú te ordenó el rey.
esperado, volvió a plan- empezó el temblor, pero de cristal y tomar las tres nudo al llegar a casa. Esa quedas aquí. ¿Dónde vas Y Menudo llegó al cas-
tar más, y a la cosecha Menudo no se asustó. – manzanas de oro del re- colina es imposible de a estar mejor? tillo al cabo de unos mi-
siguiente dijo a sus hi- Solo es un terremoto… gazo de la princesa que escalar, pero cuando ya Al tercer día, los her- nutos, con su capa llena
jos: pasará. Y llegó una sacu- esperaría sentada en la terminamos todos, un ca- manos mayores acudie- de hollín. La princesa lo
– Mañana termino la dida más intensa, pero cima. ballero con armadura de ron a la colina. Era el úl- miró con curiosidad. Ha-
cosecha y no podemos Menudo tampoco se asus- ¡El tal alboroto se cobre escaló más que timo día para conseguir bía algo en él que le re-
quedarnos sin forraje. tó. Entonces, escuchó el armó! La colina de cristal ninguno, luego se dio la aquella proeza, pero nin- cordaba a aquel caballe-
Necesito que uno de us- sonido de un caballo co- era casi imposible de vuelta y se alejó… guno pudo… La princesa ro…
tedes vaya al granero a miendo. Al asomarse por escalar a caballo. Era tan – Oh, ¿de veras? esperó y esperó… Estaba – Bien, necesito saber
vigilar. la puerta, vio a un enor- resbaladiza como el hie- ¡Cómo me gustaría haber segura de que aparecería si tú tienes alguna de las
El hermano mayor dio me caballo comiendo fo- lo y tan empinada como estado allí! el caballero misterioso. manzanas de oro que mi
un paso adelante: rraje. Llevaba bridas de una pared, pero todos, – Ni lo sueñes. Tú no Y de pronto, entre los ár- hija entregó en la colina
– No te preocupes, cobre, una silla y encima caballeros, príncipes y vendrás con nosotros… boles, un caballero con de cristal - dijo el rey.
padre. Yo iré, y nada ni una armadura, también plebeyos, querían inten- ¡Moriríamos de vergüen- armadura de oro se acer- Entonces, el joven se
nadie podrá llevarse el de cobre. tarlo. za! có despacio a la colina de quitó la capa y apareció
forraje, ni hombre, ni ani- – ¡Con que eres tú Los hermanos de Me- Así que, al día siguien- cristal. ante todos con su esplén-
mal ni demonio. quien se come nuestro nudo se prepararon pero te los dos mayores par- El caballo era real- dida armadura de oro. Los
El se quedó en el gra- forraje! Menudo agarró no dejaron ir al mucha- tieron de nuevo hacia la mente majestuoso y sus hermanos de Menudo no
nero, pero a medianoche, las bridas, marcó al caba- cho: colina, en un segundo bridas también eran de podían creer lo que esta-
una gran sacudida hizo llo haciéndolo dócil y lo – Tú no puedes venir, intento. Y sucedió lo mis- oro. Brillaba tanto como ban viendo. La princesa
temblar la tierra y hasta llevó junto con la arma- Menudo. Nos pondrías en mo que el día anterior: el sol. El animal comenzó se levantó de un salto al
las paredes del granero. dura a un lugar que solo ridículo. ¡Mírate, todo cu- ninguno era capaz de es- a subir la colina y llegó a reconocer a su caballero.
El joven salió de allí co- conocía él. ¡Tremenda bierto de hollín! calar la colina… Hasta los pies de la princesa. El joven mostró al rey no
rriendo, muerto de mie- alegría vivió su padre al Así que los hermanos que apareció entre los ár- Tomó la última manzana una, sino las tres manza-
do. ver que el forraje estaba mayores partieron hacia boles un caballero con un de oro que le quedaba y nas de oro que tenía guar-
Al día siguiente, el todavía ahí al día siguien- la colina y Menudo espe- caballo más hermoso aún bajó la colina, para per- dadas.
padre fue a la colina y te! ró a que se marcharan que el del día anterior. derse de nuevo en el bos- – ¡Tenemos ganador!
comprobó que el forraje Así que a la siguiente para acudir por su caba- Tenía bridas de plata, del que. - anunció entusiasmado
había desaparecido. cosecha, también mandó llo. mismo material que la – Muy bien - dijo el rey. el rey. ¡Él será quien se
Al terminar la cose- a Menudo. Una vez más Todos intentaron es- armadura del joven. Todos los jóvenes del rei- case con mi hija!
cha siguiente el campe- se sintieron los terremo- calar la montaña pero era El caballo escaló sin no deben acudir mañana Así fue como Menudo
sino volvió a decir: tos, y al escuchar el soni- imposible, ninguno con- problemas la colina, pero al castillo. Veremos consiguió no solo el amor
– Necesito que uno do de un caballo comien- seguía escalar ni un ter- cuando llegó a la mitad, quién consiguió las man- de la princesa, sino tam-
vigile en el granero. No do, se asomó. Esta vez era cio. Los caballos se res- se paró bruscamente. La zanas. bién la mitad del reino,
quiero que suceda lo mis- más grande, con las bri- balaban y otros termina- princesa, extasiada, le Y al día siguiente, la donde fue feliz el resto
mo que en la cosecha das de plata y la armadu- ban dando la vuelta ago- lanzó la segunda manza- sala del trono se llenó, de sus días.