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                  La princesa de la colina de cristal



                        A D A P T A C I Ó N L I B R E  D E  A N T I G U O  C U E N T O  N Ó R D I C O











































           Vivía un campesino en  anterior.             ra de plata.            tados.
        el bosque junto con sus    Fue el hermano del      De nuevo consiguió      La princesa se aburría,
        tres hijos. Los dos mayo-  medio el voluntario:  marcarlo con un hierro y  hasta que, cuando no que-
        res tenían un carácter     Sin embargo le pasó  lo llevó al mismo lugar a  dó ninguno, se levantó de
        fuerte y aunque estaban  lo mismo que al mayor:  donde había llevado el  la silla y vio aparecer a un
        llenos de virtudes, eran  un terremoto sacudió el  otro caballo.        nuevo caballero. Monta-
        muy vanidosos. Se burla-  granero y el muchacho    A la tercera vez, todo  ba un espléndido caba-
        ban constantemente de   salió muerto de miedo.  sucedió de la misma for-  llo con bridas de cobre.
        su hermano pequeño, al     A la cosecha siguien-  ma, pero el caballo era  La armadura del joven  na de oro. Él la tomó y  pero ninguno parecía te-
        que llamaban ‘Menudo’.  te, ninguno de los herma-  más grande y sus bridas y  también era de cobre y  bajó la colina.   ner las manzanas.
        Al ser la casa pequeña,  nos mayores quería ir al  la armadura eran de oro  brillaba con fuerza. Co-  – ¡Lo que te perdiste  – ¡No puede ser! - ex-
        dormía junto a la chime-  granero:              macizo. El animal termi-  menzó a escalar la colina  hoy! - dijeron al llegar a  clamó el soberano. Mi
        nea y estaba cubierto de   – No pasa nada, pa-  nó junto con los otros dos  y cuando ya llevaba un  casa los hermanos de  hija entregó tres manza-
        hollín, pero era muy bon-  dre, yo puedo ir-, dijo Me-  caballos.       tercio, se detuvo de golpe  Menudo. ¡Un caballero  nas, alguien debe tener-
        dadoso, de buen humor y  nudo.                     Curiosamente    ese  y miró a la princesa.   con armadura de plata ha  las. ¿De verdad están aquí
        no se quejaba.             – ¡Ja, ja, ja! – se burla-  año, el rey ofreció por vez  Ella de pronto sintió  escalado la mitad de la  todos los jóvenes del rei-
           La familia salía ade-  ron los hermanos. No  primera la mano de su   algo especial por aquel  colina! Todos deseába-  no?
        lante gracias al forraje  aguantarás ni un minuto  hija. Era una joven tan  joven y lanzó por la colina  mos que siguiera ade-  Entonces reconoció  el
        que plantaba el padre en  allí…                 hermosa que todos los   una de sus manzanas. Él  lante, porque parece dig-  campesino: –Tengo otro
        la ladera de una colina.   – Dejad que vaya. No  caballeros y príncipes  la recogió y bajó la colina  no de la princesa, pero no  hijo pero está en casa.
        Allí tenía un granero don-  perdemos nada con in-  quedaban rendidos al  con su maravilloso caba-  lo hizo y bajó de nuevo la  Mis hijos mayores no
        de guardaba lo que reco-  tentarlo- declaró el pa-  verla. Pero el rey dispuso  llo, perdiéndose entre los  colina con una manzana  querían que viniera.
        gía. Pero sucedió que casi  dre.                que entregaría la mano  árboles del bosque.     que la princesa le lanzó.  – Pues exijo que venga
        en la cosecha, desapare-   Menudo caminó hacia  de su hija  y la mitad de su  – Hermano, ¡no sabes  – ¡Vaya! ¡Ojalá pudie-  aquí ahora mismo. Dije
        ció todo el forraje fresco  la colina, y entró en el  reino a aquel que consi-  lo que ha pasado! – dije-  ra verlo!    que debían acudir todos,
        que tenía plantado. Des-  granero. A medianoche,  guiera escalar la colina  ron los hermanos de Me-  – Ni lo sueñes. Tú te  ordenó el rey.
        esperado, volvió a plan-  empezó el temblor, pero  de cristal y tomar las tres  nudo al llegar a casa. Esa  quedas aquí. ¿Dónde vas  Y Menudo llegó al cas-
        tar más, y a la cosecha  Menudo no se asustó. –  manzanas de oro del re-  colina es imposible de  a estar mejor?        tillo al cabo de unos mi-
        siguiente dijo a sus hi-  Solo es un terremoto…  gazo de la princesa que  escalar, pero cuando ya  Al tercer día, los her-  nutos, con su capa llena
        jos:                    pasará. Y llegó una sacu-  esperaría sentada en la  terminamos todos, un ca-  manos mayores acudie-  de hollín. La princesa lo
           – Mañana termino la  dida más intensa, pero  cima.                   ballero con armadura de  ron a la colina. Era el úl-  miró con curiosidad. Ha-
        cosecha y no podemos    Menudo tampoco se asus-    ¡El tal alboroto se  cobre escaló más que    timo día para conseguir  bía algo en él que le re-
        quedarnos sin forraje.  tó. Entonces, escuchó el  armó! La colina de cristal  ninguno, luego se dio la  aquella proeza, pero nin-  cordaba a aquel caballe-
        Necesito que uno de us-  sonido de un caballo co-  era casi imposible de  vuelta y se alejó…    guno pudo… La princesa  ro…
        tedes vaya al granero a  miendo. Al asomarse por  escalar a caballo. Era tan  – Oh, ¿de veras?  esperó y esperó… Estaba    – Bien, necesito saber
        vigilar.                la puerta, vio a un enor-  resbaladiza como el hie-  ¡Cómo me gustaría haber  segura de que aparecería  si tú tienes alguna de las
           El hermano mayor dio  me caballo comiendo fo-  lo y tan empinada como  estado allí!          el caballero misterioso.  manzanas de oro que mi
        un paso adelante:       rraje. Llevaba bridas de  una pared, pero todos,   – Ni lo sueñes. Tú no  Y de pronto, entre los ár-  hija entregó en la colina
           – No te preocupes,   cobre, una silla y encima  caballeros, príncipes y  vendrás con nosotros…  boles, un caballero con  de cristal - dijo el rey.
        padre. Yo iré, y nada ni  una armadura, también  plebeyos, querían inten-  ¡Moriríamos de vergüen-  armadura de oro se acer-  Entonces, el joven se
        nadie podrá llevarse el  de cobre.              tarlo.                  za!                     có despacio a la colina de  quitó la capa y apareció
        forraje, ni hombre, ni ani-  – ¡Con que eres tú    Los hermanos de Me-     Así que, al día siguien-  cristal.           ante todos con su esplén-
        mal ni demonio.         quien se come nuestro   nudo se prepararon pero  te los dos mayores par-   El caballo era real-  dida armadura de oro. Los
           El se quedó en el gra-  forraje! Menudo agarró  no dejaron ir al mucha-  tieron de nuevo hacia la  mente majestuoso y sus  hermanos de Menudo no
        nero, pero a medianoche,  las bridas, marcó al caba-  cho:              colina, en un segundo   bridas también eran de  podían creer lo que esta-
        una gran sacudida hizo  llo haciéndolo dócil y lo  – Tú no puedes venir,  intento. Y sucedió lo mis-  oro. Brillaba tanto como  ban viendo. La princesa
        temblar la tierra y hasta  llevó junto con la arma-  Menudo. Nos pondrías en  mo que el día anterior:  el sol. El animal comenzó  se levantó de un salto al
        las paredes del granero.  dura a un lugar que solo  ridículo. ¡Mírate, todo cu-  ninguno era capaz de es-  a subir la colina y llegó a  reconocer a su caballero.
        El joven salió de allí co-  conocía él. ¡Tremenda  bierto de hollín!    calar la colina… Hasta  los pies de la princesa.  El joven mostró al rey no
        rriendo, muerto de mie-  alegría vivió su padre al  Así que los hermanos  que apareció entre los ár-  Tomó la última manzana  una, sino las tres manza-
        do.                     ver que el forraje estaba  mayores partieron hacia  boles un caballero con un  de oro que le quedaba y  nas de oro que tenía guar-
           Al día siguiente, el  todavía ahí al día siguien-  la colina y Menudo espe-  caballo más hermoso aún  bajó la colina, para per-  dadas.
        padre fue a la colina y  te!                    ró a que se marcharan   que el del día anterior.  derse de nuevo en el bos-  – ¡Tenemos ganador!
        comprobó que el forraje    Así que a la siguiente  para acudir por su caba-  Tenía bridas de plata, del  que.           - anunció entusiasmado
        había desaparecido.     cosecha, también mandó  llo.                    mismo material que la      – Muy bien - dijo el rey.  el rey. ¡Él será quien se
           Al terminar la cose-  a Menudo. Una vez más     Todos intentaron es-  armadura del joven.    Todos los jóvenes del rei-  case con mi hija!
        cha siguiente el campe-  se sintieron los terremo-  calar la montaña pero era  El caballo escaló sin  no deben acudir mañana  Así fue como Menudo
        sino volvió a decir:    tos, y al escuchar el soni-  imposible, ninguno con-  problemas la colina, pero  al  castillo.  Veremos  consiguió no solo el amor
           – Necesito que uno   do de un caballo comien-  seguía escalar ni un ter-  cuando llegó a la mitad,  quién consiguió las man-  de la princesa, sino tam-
        vigile en el granero. No  do, se asomó. Esta vez era  cio. Los caballos se res-  se paró bruscamente. La  zanas.        bién la mitad del reino,
        quiero que suceda lo mis-  más grande, con las bri-  balaban y otros termina-  princesa, extasiada, le  Y al día siguiente, la  donde fue feliz el resto
        mo que en la cosecha    das de plata y la armadu-  ban dando la vuelta ago-  lanzó la segunda manza-  sala del trono se llenó,  de sus días.
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