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                                                                 Viernes 28 de Octubre de 2022
                  El perrito de la estación



                           ADAPTACIÓN LIBRE  DE CUENTO INFANTIL ESPAÑOL


                                                                                                        más fuerte.             ron una eternidad. Al
                                                                                                           Tomé viajaba mi-     fin, Brinco y Tomé pu-
                                                                                                        rando a través de la    dieron reencontrarse.
                                                                                                        ventana. Le gustaba        -Mi querido Brinco.
                                                                                                        contemplar el paisaje.  ¡Cuánto te he extraña-
                                                                                                           Brinco viajaba en el  do! No nos separare-
                                                                                                        espacio entre dos va-   mos nunca más -excla-
                                                                                                        gones. Le gustaba sen-  mó Tomé, con lágrimas
                                                                                                        tir el viento acarician-  en los ojos.
                                                                                                        do su hocico.              -¿Ves cómo los sue-
                                                                                                           Y quiso el destino   ños se cumplen? ¡Pero
                                                                                                        que ambos trenes se     hay que perseguirlos! -
                                                                                                        detuvieran en la mis-   se escuchó maullar a
                                                                                                        ma estación. Y que los  sus espaldas.
                                                                                                        vagones de Tomé y de       -¡Madeja! ¿Pero tú
                                                                                                        Brinco quedaran a la    qué haces aquí? -se
                                                                                                        misma altura. Enton-    sorprendió Brinco.
                                                                                                        ces se vieron.             -¿Crees que te ha-
                                                                                                           -¡Paren el tren! ¡Pa-  bría dejado solo? Los
                                                                                                        ren el tren! ¡Es una    amigos nunca se aban-
                                                                                                        emergencia! -gritó      donan.
                                                                                                        Tomé mientras se po-       -Y tú… ¿ves que iba
                                                                                                        nía en pie de un salto.  a volver a buscarme? -
                                                                                                           Tomé salió corrien-  hizo ver el perrito.
                                                                                                        do, atravesó el vagón      -Bueno, a veces el
           Hacía ya dos años    la vieja estación en bus-  -le aconsejó la gata.  dén, llamándolo a vo-  de cuatro zancadas y   destino necesita que
        que Brinco vivía en la  ca de restos de comi-      -Pero entonces,      ces. Pero sus gritos    saltó del tren justo    ambas partes den un
        vieja estación. Era un  da, se le acercaba en   ¿qué haré? ¿A dónde     quedaban ahogados       cuando el jefe de esta-  paso adelante…
        cachorro cuando vio     silencio.               iré? Mi única ilusión es  por rugidos de trenes y  ción tocaba el silbato  Desde ese día, Brin-
        por última vez a Tomé,     -¿Tampoco llegó en   volver a estar con Tomé  silbatos de viejas loco-  para autorizar de nue-  co y Tomé jamás se vol-
        su humano mejor ami-    este tren? -maulló la   -respondió el perrito.  motoras. Tomé no qui-   vo la marcha.           vieron a separar; tam-
        go. Brinco no recorda-  gatita.                    -No digo que renun-  so subir al tren, no qui-  Brinco también sal-  poco de Madeja, quien
        ba mucho de aquel día,     -No, en éste no ha   cies a tu sueño, Brinco.  so abandonar a Brinco.  tó al andén. Ambos se  se fue a vivir con ellos a
        solo que iban a subir   venido. Tal vez regrese  Ve a buscarlo. Deja de  Pero sus tíos habían   quedaron esperando a    una bonita casa en el
        en un tren con destino  mañana -respondió       esperar y ve tú a su    gastado todos sus aho-  que marcharan los tre-  campo. Y los tres vivie-
        a algún lugar, cuando   Brinco.                 encuentro.              rros en aquellos bille-  nes, cada uno a un lado  ron felices para siem-
        perdió de vista a Tomé.    Brinco estaba segu-     -Pero, Madeja, No    tes y no tuvo otra op-  de las vías. Fueron unos  pre. Y nunca dejaron de
        Y que, de pronto, a su  ro que Tomé no se ha-   sé a dónde nos dirigía-  ción que subir a bordo  segundos que parecie-  perseguir sus sueños.
        alrededor todo eran     bía olvidado de él. Y por  mos. ¿Por dónde po-  con ellos. Todavía re-
        piernas de gente que    eso esperaba y acudía a  dría empezar a buscar?  cordaba la visión, en-
        corría, apresurada.     recibir, esperanzado, a    -No lo sé, Brinco.   tre lágrimas, de la vieja
        Pero sus ladridos que-  los pasajeros de cada   Pero aquí parece que    estación haciéndose
        daban ahogados por      tren que paraba.        no va a volver.         cada vez más pequeñi-
        rugidos de trenes y sil-   Al principio fue        Aquella noche Brin-  ta a medida que el tren
        batos de viejas locomo-  duro. Brinco pasó mu-  co la pasó despierto,   se alejaba.
        toras. El caos de prisa y  cho frío, tuvo que so-  pensando en las pala-   Desde ese momen-
        ruido asustó mucho a    brevivir buscando co-   bras de su amiga Ma-    to, Tomé había ahorra-
        Brinco, de manera que   mida en la basura. Al-  deja. ¡La gata tenía ra-  do cada centésimo
        se refugió bajo un ban-  gunos alimentos le pro-  zón! Si quería que algo  para comprar un pasa-
        co de piedra. Allí se   vocaban dolor de pan-   cambiara, tenía que ha-  je de regreso a la vieja
        quedó, temblando de     za. Los guardias lo per-  cer algo diferente. De  estación. ¡Y ese día ha-
        miedo, hasta que llegó  seguían para capturar-  manera que, al amane-   bía llegado!
        la noche y la estación  lo y llevarlo a la perre-  cer, Brinco se coló en el  -Perderás ese dine-
        quedó vacía. Todavía    ra. Pero siempre logra-  vagón de carga del pri-  ro y no lograrás nada.
        recordaba la visión, en-  ba superar las adversi-  mer tren que paró.   ¿Acaso crees que un
        tre lágrimas, del tren  dades: el deseo de      ¡Buscaría por todas las  perro espera dos años
        haciéndose cada vez     reencontrarse con       ciudades, hasta en el   en una estación? -le
        más pequeñito a me-     Tomé era mucho más      último pueblo, si hacía  advirtió su tía.
        dida que se alejaba.    fuerte. De modo que     falta! No renunciaría      -Como no lograré
           Ni un solo día había  pronto los guardias se  nunca a reencontrarse  nada es si no lo inten-
        dejado Brinco de espe-  acostumbraron a él, y   con Tomé.               to, tía.
        rar en la estación, por  muchos pasajeros se       Hacía ya dos años       -Tú verás. Pero no
        si Tomé volvía. Salía de  encariñaron. Algunos lo  de aquel día y Tomé  te hagas muchas ilusio-
        debajo del banco que    saludaban cuando baja-  estaba triste. Había    nes.
        había convertido en su  ban del tren; otros, le  perdido a Brinco, su ca-  Tomé subió al pri-
        refugio, moviendo el    ofrecían los restos de  chorrito, el día que su-  mer tren del amanecer
        rabo, cada vez que un   sus bocadillos. Y Brinco  bió en aquel tren en la  con la esperanza de
        nuevo tren llegaba a la  siempre guardaba un    vieja estación. No re-  reencontrarse con su
        estación. Pero Tomé     pedazo para su amiga    cordaba cómo pasó,      amigo. El camino era
        nunca bajaba de nin-    Madeja.                 sólo que Brinco cami-   largo. Aún así no le ven-
        guno de ellos. Enton-      -Ya han pasado dos   naba a su lado y, de    ció el cansancio. La ilu-
        ces Madeja, una gata    años, Brinco. No va a vol-  repente, ya no estaba.  sión por volver a abra-
        callejera que acudía a  ver. No sigas esperando  Buscó por todo el an-  zar a Brinco era mucho
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