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                                                                Viernes 9 de Setiembre de 2022
                 Lohengrin el caballero del cisne



                      ADAPTACIÓN LIBRE  DE LEYENDA  GERMÁNICA  DEL SIGLO  XI

                                                                                                           Pero he aquí que     a su esposa, se despi-
                                                                                                        Elsa empezó a pregun-   dió de ella sin decir pa-
                                                                                                        tarse por el linaje de su  labra y abandonó el
                                                                                                        marido. Le entristecía  castillo. Mientras Elsa
                                                                                                        pensar que sus hijos no  se deshacía entre gri-
                                                                                                        pudieran llevar jamás   tos de desesperación y
                                                                                                        su apellido. Un apelli-  llanto de dolor, Lohen-
                                                                                                        do que quizá podría     grin llegó a orillas del
                                                                                                        aportarles aún más li-  río.
                                                                                                        naje a la familia. Y aun-  Allí hizo sonar una
                                                                                                        que ella estaba muy     especie de bocina de
                                                                                                        orgullosa de su proge-  plata y apareció la bar-
                                                                                                        nie ése era un tema que  caza que le había traí-
                                                                                                        le preocupaba cada día  do años antes a aque-
                                                                                                        más.                    llas tierras. El cisne
                                                                                                           El fatídico día llegó  blanco que la conducía
                                                                                                        y la promesa que jamás  se deslizó suavemente
                                                                                                        tuvo que romper se      hasta el caballero, que
                                                                                                        hizo añicos. Nada más   subió al bote y pronto
                                                                                                        salir la pregunta de sus  desapareció de la vista
                                                                                                        labios, Lohengrin, con  de todos. Poco tiempo
                                                                                                        el rostro descompues-   después, Elsa murió de
                                                                                                        to abrazó tiernamente   pena.

                                                                                                          De la leyenda a la música

                                                                                                            Así como está pre-  marcha nupcial, que es
                                                                                                         sentada seguramente    uno de los movimien-
           En un tiempo muy     do Telramund salió      ciente como la plata.   mund se desplomó so-     es una novedad para    tos de la obra y ha sido
        lejano, en la ciudad de  ante los presentes y      Al llegar a la orilla,  bre la arena. La espada  la mayoría, pero no si  el favorito de muchas
        Cleves, la duquesa Elsa  tomando la mano de la  el caballero bajó de la  del extranjero lo había  contamos que esta le-  generaciones.
        había quedado viuda.    viuda, la levantó y de-  barcaza ante la asom-  atravesado y herido      yenda germánica fue       Para completar las
        Además de la inmensa    safió a los soldados    brada muchedumbre.      mortalmente. Final-      la fuente de inspira-  revelaciones pode-
        tristeza por la muerte  para que la consiguie-  En su mano blandía con  mente, el traidor mu-    ción del músico ale-   mos decir de dónde
        de su marido, la angus-  ran y así obtener el du-  firmeza una poderosa  rió.                    mán Richard Wagner     tomó el gran músico
        tia se hizo dueña de ella  cado. Sus seguidores  espada. Con una sim-      La explanada ente-    para su ópera Lohen-   alemán el argumen-
        al ver que nada más     rompieron en aplausos   ple señal del caballero,  ra estalló en una alga-  grin, que  seguramen-  to;  fue sencillamen-
        enterrar el cuerpo de   y gritos de apoyo, mien-  el cisne abandonó la  rabía de sorpresa y jú-  te los adultos y no tan  te de un libro español
        su esposo, ya había al-  tras la multitud que   orilla y siguió navegan-  bilo. Elsa, profunda-  mayores hayan oído, y  escrito en 1280 por el
        guien dispuesto a re-   observaba el espectá-   do río abajo.           mente agradecida y con   más aún quienes se ca-  rey Alfonso X el Sa-
        clamar el ducado. Y ese  culo se compadecía de     El extranjero avan-  los ojos inundados en    saron por Iglesia pro-  bio, en el que se cuen-
        no era otro que uno de  la triste suerte de la jo-  zó con paso firme en-  lágrimas, se postró   bablemente entraron    ta la historia del ca-
        los vasallos del difunto  ven Elsa.             tre la concurrencia has-  ante Lohengrin, así era  con los acordes de la  ballero del cisne.
        duque, un sujeto llama-    Luego se hizo el si-  ta llegar a la asamblea.  el nombre del misterio-
        do Telramund. Era tan   lencio. Ningún valiente  Allí presentó sus respe-  so caballero. Amable-
        grande su arrogancia y  apareció para el com-   tos a los presentes, se  mente, él le rogó que
        osadía que incluso lle-  bate cuerpo a cuerpo,  acercó a la duquesa y   se levantara y le pidió
        gó a pedir en matrimo-  por lo que Telramund    se arrodilló ante ella.  matrimonio. Por su-
        nio a la reciente viuda,  repitió su demanda una  Luego, volviéndose ha-  puesto Elsa accedió, y
        alegando que sólo así   segunda vez. Otra vez   cia Telramund le dijo   lo que había empezado
        podría seguir siendo    el silencio. Telramund,  que aceptaba el reto de  como gratitud terminó
        duquesa.                viendo que ninguno de   enfrentarse a él para   convirtiéndose en un
           Elsa, la joven y her-  los caballeros osaba  conseguir la mano y el  amor apasionado entre
        mosa viuda, rogó a los  adelantarse para en-    ducado de la joven viu-  ambos.
        caballeros del ducado   frentarlo, ya estaba    da.                        El día de su boda,
        que la ayudaran a de-   convencido de su vic-      Telramund no podía   Lohengrin le pidió a Elsa
        rrotar a aquellos que   toria.                  creer lo que estaba pa-  que le hiciera una ex-
        querían usurpar el lu-     Con la seguridad de  sando. ¿Cómo podía      traña promesa, una
        gar que había ocupado   que así sería pronunció  atreverse un extraño a  promesa que debía
        el fallecido jerarca. Aún  el desafío una tercera y  desafiarle de esa ma-  cumplir pasase lo que
        así Telramund, lejos de  última vez. Elsa estaba  nera? Como no podía   pasase. Se trataba de
        asustarse y seguro de   a punto de desmayarse   ser de otra manera,     que jamás debía pre-
        que nadie se atrevería  de puro terror.         comenzó el combate y    guntarle su nombre (de
        a enfrentarlo, retó a      Todas la miradas se  las espadas de los dos  hecho, la joven no lo
        todos a medir sus fuer-  clavaron en la duque-  caballeros lanzaban     sabía). A Elsa le pareció
        zas en combate, uno a   sa, que había empeza-   chispas y cortaban el   lo más justo, dado que
        uno.                    do a rezar. En el mo-   aire.                   su futuro marido le ha-
           Llegó el día de la   mento en que su col-       El extranjero de ca-  bía otorgado la liber-
        gran prueba y Elsa, ves-  gante en forma de cruz  bellos rubios repelía  tad, así que aceptó
        tida de luto y con el   empezó a temblar en-    todos los golpes de Te-  cumplir la promesa.
        alma acongojada pero    tre sus manos, una pe-  lramund, cuya fuerza       Transcurrieron años
        con porte digno, apa-   queña barca apareció    era movida sobre todo   de felicidad para la pa-
        reció en la explanada   navegando sobre el río.  por la impotencia que  reja y de su relación
        del castillo donde es-  Una extraña y hermosa   le causaba la habilidad  nacieron tres adorables
        peraba la multitud y los  barcaza arrastrada por  de su contrincante. La  hijos que eran la ale-
        caballeros blandían sus  un cisne blanco, y en  lucha parecía durar una  gría de sus padres y a
        lanzas y vestían sus bri-  ella un apuesto y ele-  eternidad para todos  los que esperaban dar
        llantes armaduras.      gante caballero de bri-  los presentes… Hasta   un futuro como valien-
           Entonces, el malva-  llante armadura relu-   que de pronto, Telra-   tes caballeros.
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