Page 17 - Semanario-14-04-23.pmd
P. 17

El verdadero tesoro



                ADAPTACIÓN LIBRE  DE  CUENTO ORIGINAL DE EVA  MARÍA RODRÍGUEZ



                                                                                                        ñana, el que soluciona-    La madre de Hugo y
                                                                                                        ría sus problemas! —    Martina colocó sus ma-
                                                                                                        exclamó Hugo.           nos sobre la flor. Todo
                                                                                                           —No es posible,      su cuerpo empezó a
                                                                                                        este tesoro no se en-   brillar y todo el bosque
                                                                                                        cuentra tan fácilmente  se fue iluminando,
                                                                                                        —dijo su padre.         poco a poco. Los niños,
                                                                                                           El verdadero tesoro.  su padre, el perro y to-
                                                                                                        Lo sabemos —le asegu-   dos los animalitos que
                                                                                                        ró su hijo. Sale al en-  por allí estaban tam-
                                                                                                        cuentro de quien lo     bién empezaron a bri-
                                                                                                        merece. Y nosotros lo   llar.
                                                                                                        hemos visto. Mañana        Tras unos minutos la
                                                                                                        los llevaremos hasta él.  luz se fue apagando
                                                                                                           —No lo trajimos      poco a poco, hasta des-
                                                                                                        porque es una flor lle-  aparecer por comple-
                                                                                                        na de cuentas de colo-  to. Solo un tímido des-
                                                                                                        res de las que sale una  tello de brillo en los ojos
                                                                                                        hermosa luz —explicó    de los niños, de sus pa-
                                                                                                        Martina—. Las cuentas   dres y de Ramsés les
                                                                                                        no se podían traer sin  recordaba que aquello
                                                                                                        dañar la flor. Y no quisi-  había sido real.
                                                                                                        mos arrancarla para no     —¿Qué ha pasado?
                                                                                                        estropearla.            —preguntó Martina.
                                                                                                           En ese momento          —Hace tiempo en-
                                                                                                        vieron la misma luz de  contré esta flor y com-
                                                                                                        colores que habían con-  partió conmigo su te-
                                                                                                        templado tan solo unas  soro —explicó la ma-
           En una pequeña ca-      —Tenemos que ayu-    Hugo.                   te dejando salir aque-
                                                                                                        horas antes, esta vez,  dre de los niños—.  Su
        baña situada en un cla-  darlos —dijo Hugo.        —Entonces, ¿cono-    lla luz que atrajo a de-
                                                                                                        en el claro del bosque,  luz es la que me ayuda
        ro en medio de un fron-    —Si encontramos      cen la leyenda? —pre-   cenas de animalitos al
                                                                                                        a escasos metros de     y me guía en la prepa-
        doso bosque vivían dos  ese tesoro seguro que   guntó el conejito.      lugar.
                                                                                                        donde se encontraban.   ración de los remedios
        hermanos, Hugo y Mar-   todo se solucionará —      —Oímos hablar a         —¡El tesoro! —ex-
        tina, junto a sus papás  dijo Martina.          nuestros padres pero    clamó el conejito.         Los niños, sus pa-   y ungüentos sanado-
        y un perro al que llama-   Ese día los dos niños  no sabemos mucho so-     Hugo y Martina se    dres y Ramsés se acer-  res. Pero llevo tanto
        ban Ramsés que los      hicieron los preparati-  bre ello —dijo Martina.  acercaron a la flor. En-  caron a la luz. Allí esta-  tiempo haciéndolos
        acompañaba a todas      vos y la jornada siguien-  —Ni siquiera sabe-   tre sus pétalos había   ba la flor, la misma flor.  que estaba empezando
        partes.                 te se marcharon, justo  mos cómo es —lamen-     unas cuentas de colo-      —Hicieron bien en    a perder facultades.
           Los padres de Hugo   cuando salía el sol, jun-  tó Hugo.             res.                    no arrancarla ni dañar-     Ahora podremos
        y Martina se dedica-    to a Ramsés, que no les    —Solo un corazón        —¡Seguro que es      la —dijo su madre—. El  seguir ayudando a la
        ban, ayudados por los   quitaba ojo de encima.  puro que tenga buenas   esto, Hugo! —exclamó    tesoro de esta flor es  gente, gracias a voso-
        niños, a recoger flores,   Caminaron durante    intenciones podrá ac-   Martina—. Si lo lleva-  su luz.                 tros.
        bayas, semillas, hierbas  horas en dirección al  ceder —afirmó el co-   mos llegaremos a la
        y raíces para la elabo-  sol, tal como le habían  nejito.               hora de cenar.
        ración de remedios na-  oído decir a sus padres.   —¿Sabes dónde           —La flor no nos de-
        turales y ungüentos     Aunque no sabían muy    está? —preguntó Mar-    jará llevar las cuentas,
        curativos. Gente de to-  bien dónde estaban y   tina.                   hermanita —dijo Hugo.
        das partes acudía a su  tampoco a dónde se         —No está en ningún      —Entonces debería-
        casa en busca de algu-  dirigían.               sitio —dijo el conejito.  mos arrancar la flor —
        na solución para sus       Al mediodía se sen-     Hugo y Martina se    dijo Martina.
        males. Cada uno paga-   taron a descansar.      miraron entre sí, des-     —¡No!      —gritó
        ba con lo que tenía.    Mientras abrían el bol-  consolados, cuando el  Hugo—. Se apagará y
           Un día, mientras     so donde llevaban la    conejito les dijo:      entonces puede que ya
        buscaban unas raíces    comida, un conejito se     —Es el tesoro el que  no sirva para nada.
        cerca del arroyo, oye-  les acercó y les pregun-  sale al encuentro de     —Tienes razón —
        ron a sus padres hablar,  tó:                   quien lo merece.        dijo la niña—. ¿Qué
        pero lo hacían muy ba-     —¿Dónde van tan         —Gracias, conejito   hacemos entonces?
        jito.                   solos, pequeños?        —dijo Martina—. Se-        —Deberíamos ir a
           —Parece que están       —No vamos solos —    guiremos buscando en-   buscar a papá y mamá
        tras esos arbustos —    contestó Martina. Ra-   tonces, a ver si el teso-  y decirles que hemos
        dijo Hugo.              msés está con noso-     ro quiere cruzarse en   encontrado el tesoro —
           —¿Qué estarán di-    tros.                   nuestro camino.         se le ocurrió a Hugo.
        ciendo? —preguntó          El conejito miró al     En ese momento los      Los niños agradecie-
        Martina.                perro, que se había     niños vieron una luz de  ron al conejito la ayuda
           —Vamos a acercar-    puesto muy serio y lo   colores surgir del sue-  y se despidieron de él.
        nos muy despacio a es-  miraba desafiante. Pa-  lo, por detrás de unos     Cuando llegaron a
        cuchar —dijo Hugo.      rece que a él le extrañó  arbustos. Hugo, Marti-  casa, sus padres los re-
           Los dos niños y Ra-  tanto como a los niños  na, Ramsés y el coneji-  cibieron muy preocu-
        msés se agacharon y si-  escuchar a un conejo   to se acercaron a ver   pados.
        gilosamente se acerca-  hablar.                 qué era.                   —¿Dónde estuvie-
        ron y se colocaron jun-    —Buscan algo, ¿ver-     Con cuidado se       ron hoy, hijos? —pre-
        to al arbusto, sin hacer  dad? —preguntó el co-  abrieron paso entre los  guntó su madre.
        ruido.                  nejito.                 matorrales y descubrie-    —¡Hemos encontra-
           Lo que escucharon       —Sí, un tesoro per-  ron una hermosa flor.   do el tesoro! —dijo
        les entristeció mucho.  dido que se encuentra   Sus pétalos, cerrados   Martina.
        Hasta Ramsés estaba     en algún lugar en esta  sobre sí mismos, se        —¡Sí, el tesoro del
        afectado.               dirección —explicó      abrían cuidadosamen-    que hablaban esta ma-
   12   13   14   15   16   17   18   19   20   21   22