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Connla y el hada




                             VERSIÓN LIBRE DE CUENTO POPULAR CELTA
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                                                                                                        la, el de la Cabellera  mar brillante en direc-
                                                                                                        Roja, se alejó corrien-  ción al sol poniente
                                                                                                        do de ellos y saltó al  hasta que el ojo no
                                                                                                        curragh, la resplande-  pudo verlos más. Con-
                                                                                                        ciente canoa de cristal  nla y el Hada siguieron
                                                                                                        que se desliza en línea  su camino por el mar y
                                                                                                        recta. Y entonces to-   nunca más fueron vis-
                                                                                                        dos, el rey y la corte,  tos ni nadie supo nun-
                                                                                                        la vieron deslizarse    ca dónde fueron.











                                                                                                            Cuando no se piensa lo que se dice
                                                                                                            es cuando se dice lo que se piensa.
                                                                                                                    Jacinto Benavente







                                                                                                              La vida es un 10% lo que te pasa
                                                                                                            y un 90% cómo reaccionas ante eso.
           Connla, el de la Ca-  conmigo, Connla, el de  día, Connla no comió ni  los justos. Cuando lle-                  Anónimo
        bellera Roja, era hijo  la Cabellera Roja, rosa-  bebió nada, salvo aque-  gue la Ley, abolirá los
        de Conn, el de las Cien  do como la aurora y de  lla manzana. Pero la   conjuros mágicos del
        Batallas. Un día, mien-  piel leonada! Una coro-  parte que comía de ella  druida que vienen de
        tras se hallaba junto a  na de hada te aguarda  volvía a crecer, y la   los labios del falso de-
        su padre en lo alto del  para adornar tu hermo-  manzana siempre esta-  monio negro.                          No encuentres la falta,
        cerro de Usna, vio ve-  so rostro y tu regia fi-  ba entera. Y durante      El rey Conn obser-
        nir hacia él una don-   gura. Ven, y ni tu her-  todo ese tiempo creció  vó que desde la llega-                encuentra el remedio.
        cella vestida con ex-   mosura ni tu juventud   dentro de él un intenso  da de la doncella, su                       Henry Ford
        trañas ropas.           se marchitarán hasta el  anhelo y una fuerte    hijo Connla no contes-
            -¿De dónde vie-     pavoroso día del juicio.  añoranza por la donce-  taba a nadie que le di-
        nes, doncella? -pre-       El rey, atemorizado  lla que había visto.    rigiera la palabra. Por
        guntó Connla.           por las palabras de la     Cuando llegó el úl-  eso Conn, el de las
            -Vengo de las Lla-  doncella, a la que oyó  timo día del mes de     Cien Batallas, le pre-
        nuras de los Inmorta-   aunque no pudo ver,     espera, Connla se ha-   guntó:
        les –respondió-, don-   llamó con voz fuerte a  llaba al lado de su pa-    -¿Qué piensas de lo
        de no hay muerte ni     su druida, de nombre    dre, el rey, en la Llanu-  que dice esta mujer,
        pecado. Allí siempre    Coran.                  ra de Arcomin, y de     hijo mío?
        es fiesta y en nuestro      -¡Oh Coran, el de   nuevo vio a la donce-      Es muy duro para mí
        gozo no necesitamos     los muchos hechizos y   lla venir hacia él, y   -respondió Connla-.
        la ayuda de nadie. En   la magia astuta! -excla-  otra vez ella le habló.  Amo a mi pueblo por
        nuestro placer no hay   mó- necesito tu ayuda.     -Un lugar glorioso,  encima de todo; y sin
        ningún conflicto. Y     Sobre mí ha recaído una  en verdad, ocupa       embargo, se apodera       C   V   O   H   H   G   A   D   R   B   C
        como tenemos nues-      tarea demasiado gran-   Connla entre los morta-  de mí un gran anhelo     T   H   P   A   A   M   E   A   C   A   D
        tras casas en las redon-  de para mi habilidad y  les efímeros que espe-  por la doncella.        A   R   D   D   I   F   D   L   U   O   S
        das colinas verdes, los  mi ingenio, mayor que  ran el día de la muerte.   Cuando la doncella
        hombres nos llaman el   todas las que me han    Pero ahora el pueblo de  oyó estas palabras,      H   A   A   A   I   I   S   R   T   A   D
        Pueblo de la Colina.    sido impuestas desde    la vida, aquellos que vi-  respondió y dijo:      D   O   S   M   A   I   O   E   L   M   E
           El rey y todos los   que me apoderé del      ven para siempre, te        -El océano no es
        que estaban con él se   trono. Ha venido a no-  ruegan y te invitan a   tan fuerte como las       B   O   E   N   O   R   A   S   E   E   M
        maravillaron de oír     sotros una doncella in-  que vengas a la Llanura  olas de tu anhelo. Ven  S   R   T   S   A   N   U   T   C   C   O
        una voz donde no        visible y con su poder  del Placer, pues han    conmigo en mi cu-         O   E   D   A   I   S   N   O   S   O   I
        veían a nadie. Pues     quiere arrebatarme a    aprendido a conocerte   rragh, mi resplande-
        salvo Connla, ninguno   mi querido y hermoso    viéndote en tu casa en-  ciente canoa de cristal  HM A        L   B   E   L   V   S   N   N
        de ellos vio al Hada.   hijo. Si no me ayudas,  tre tus seres queridos.  que se desliza en línea  G   O O     U   I   E   C   O   A   N   O
           -¿Con quién estás    será arrebatado a tu rey   Cuando Conn, el rey,  recta. Podemos llegar    A   C   B   N   H   A   R   A   R   L   M
        hablando, hijo mío? -   con estratagemas y      oyó la voz de la donce-  pronto al reino de
        dijo el rey Conn.       brujerías de mujer.     lla, llamó a voces a sus  Boadag. Ya veo hundir-  R   I   O   N   T   U   R   R   A   A   E
           Entonces la donce-      Entonces Coran, el   hombres y pidió:        se al sol radiante, pero  R   P   A   R   J   R   O   S   A   A   D
        lla respondió:          druida, se adelantó y      -Hagan que venga a   aunque esté tan lejos,    U   U   C   N   E   R   B   E   O   L   T
           -Connla habla con    recitó sus conjuros ha-  toda prisa Coran, pues  podemos llegar allí an-
        una joven y hermosa     cia el lugar donde se   veo que hoy ella tiene  tes de que oscurezca.     C   O O     U   R   E   C   A   L   P   O
        doncella a quien no le  oyó la voz de la don-   de nuevo el poder de    Hay allí, también, otro   E   C   A   D   A   N   O   E   L   O   S
        espera la muerte ni la  cella. Y nadie volvió a  hablar.                país digno de tu viaje,
        vejez. Amo a Connla y   oír su voz, ni Connla      Entonces la donce-   una tierra alegre para
        ahora quiero llevárme-  pudo verla ya más.      lla dijo:               todos los que la bus-
        lo conmigo a la Llanura  Pero, mientras des-       -Oh, poderoso Conn,  can. Sólo esposas y
        del Placer, donde       aparecía ante el pode-  luchador de cien bata-  doncellas viven en
        Boadag reina para siem-  roso conjuro del drui-  llas, el poder del drui-  ella. Si tú quieres, po-
        pre jamás y donde no    da, lanzó una manza-    da es poco apreciado; se  demos buscarla y vivir
        ha habido queja ni      na a Connla.            le tiene en poca honra  allí juntos los dos so-
        pena desde que él ocu-     Durante todo un      en la tierra poderosa   los alegremente.
        pa el trono. ¡Oh, ven   mes, a partir de aquel  poblada por tantos de       Cuando la doncella
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