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                                            Y sin embargo qué cerca



            No hay rincón en el que  los años en febrero, represen-  do, sillas confortables y aire  y el estudio de la Biblia de la
         no entre. Es un polvillo fini-  tantes de las comunidades de  acondicionado, no podía dejar  que no podían prescindir.
         to, liviano que vuela en nu-  Uruguay y Argentina celebran  de pensar en aquellos valden-  Me dicen que el termóme-
         barrones llevados por un vien-  este encuentro que se consti-  ses uruguayos que llegaron  tro marca 35 grados y no lo
         to seco y tibio. Es la tarde y  tuye en la máxima autoridad  aquí en 1901. El sol era el mis-  puedo creer. No transpiro. La
         la mañana de un día y otro  institucional de la iglesia. Es  mo que casi no soporto, la tie-  humedad se quedó en un 20
         de la canícula de enero en  común que acontezca en Co-   rra volaba tan despiadada-   por ciento. La sequía puede
         Jacinto Aráuz, un pueblo ya  lonia Valdense pero cuando  mente como hoy, supongo que  distanciar varios años una co-
         adentrado en la pampa       una comunidad invita para    el pasto crujía como si fuera el  secha de la otra. Es la norma.
         seca, allí donde alguna hipó-  que se realice en su sede, se  mismo papel celofán que me  El viento seca a veces hasta la
         tesis antropológica, no sé si  acepta. Es una oportunidad de  parece estar pisando ahora.  mirada. Las nubes de tierra
         disparatada o digna de algu-  compartir algo más que horas  Pero no venían de paseo. La  van envolviendo el pasto seco
         na atención, dice que la cria-  de reunión. De alguna mane-  comida tenían que pedírsela a  y formando un pequeño ovillo
         tura humana adquirió su po-  ra es vivir mínimamente su  esa tierra que a simple vista  que va creciendo hasta no ca-
         sición erguida para mirar un  cotidianeidad. El encuentro  no parece tener ni remota-  ber entre los hilos de los alam-
         horizonte que parece estar  adquiere otra dimensión, ab-  mente la generosidad de la  brados.                          Columnista invitado
         más allá de todo alcance.   solutamente necesaria, que   que pisamos en Colonia. El     Me imagino la soledad de        Oscar Geymonat
            Allí, en el límite de las  va más allá de lo institucional.  trabajo sin duda era mucho  aquel 1901. 700 kilómetros al
         provincias de Buenos Aires y   Se oye hablar italiano, in-  mayor.                    sur de Buenos Aires en una in-  Allí construyeron otros
         La Pampa hay un pequeño     glés, algo de alemán, portu-    Ese salón en el que estoy  mensidad que nos empeque-   templos, otras escuelas, es-
         mundo valdense que se co-   gués. No es que hayan llegado  fue construido como templo y  ñece, o más bien nos pone en  tuvieron en la creación del
         noce como Colonia Iris, una  “de todo el mundo conocido”  escuela, tomando el excelen-  nuestra verdadera dimensión.  colegio secundario en Jacin-
         región en la que con una dis-  como en aquel primer pente-  te título de la obra del profe-  Las cercanías del departamen-  to Aráuz, hicieron de esta
         tancia de más o menos trein-  costés cristiano, pero en muy  sor Roger Geymonat (1), en  to de Colonia seguro que esta-  tierra que con ojos de semi-
         ta kilómetros uno de otro se  pequeña dosis uno vive ese  1905. Se utilizaba, como los  ban en las conversaciones  planicie suavemente ondula-
         encuentran Jacinto Aráuz,   milagro de la comprensión    que conocemos en la zona de  para que la comparación au-  da y variopinta me parece
         General San Martin y Villa  más allá de la lengua, de lazos  Colonia Valdense y Cosmopoli-  mentara el asombro. Algunos  demasiado inmensa y vacía,
         Iris, tres pequeñas ciudades  que invalidan las fronteras.  ta, como escuela primaria de  se volvieron.            pero está cargada de una
         y una amplia zona rural en la  Un día antes, en lo que fue  lunes a viernes y como salón  La esperanza no tenía sufi-  vida que de solo pensarla me
         que los apellidos, aún los  el antiguo templo de la comu-  de culto los domingos. Segu-  ciente respaldo material para  conmueve. Me maravilla.
         nombres y las fisonomías se  nidad de El Triángulo, a unos  ramente en un primer mo-  soportar las pérdidas de la es-  Leo una placa que recuer-
         emparentan con el departa-  15 kilómetros tierra adentro  mento por lo menos, quienes  pera. Otros tuvieron la opor-  da que aquí, en este para
         mento de Colonia.           (nunca tan apropiada la for-  trabajaban la tierra, luchaban  tunidad de alargar la lucha y  nosotros lejano Jacinto
            Y está muy lejos de ser  mulación), sentado ahora có-  con la sequía, levantaban los  en muchos casos con buenos  Aráuz vivió un médico enton-
         casualidad.                 modamente en el salón res-   primeros ranchos y ponían los  resultados. Se volvieron pam-  ces poco conocido que se lla-
            En Jacinto Aráuz, entre el  taurado en que ha devenido  cimientos del templo-escuela,  peanos aunque vivan del otro  mó René Favaloro.
         24 y el 28 de enero se reúne  como parte de un centro de  serían también quienes dieran  lado de la línea invisible que la  (1) Geymonat, Roger  El
         la Asamblea Sinodal de la   encuentros y campamentos de  a sus hijos esos conocimientos  geografía política traza para  templo y la escuela. Los val-
         Iglesia Evangélica Valdense  la iglesia, con el piso de pino-  básicos que no podían ignorar  decir que están en la provin-  denses en el Río de la Plata,
         en el Río de la Plata. Todos  tea impecablemente cepilla-  y compartieran la predicación  cia de Buenos Aires.     editorial Planeta.
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