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36 Viernes 26 de Enero de 2024
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Y sin embargo qué cerca
No hay rincón en el que los años en febrero, represen- do, sillas confortables y aire y el estudio de la Biblia de la
no entre. Es un polvillo fini- tantes de las comunidades de acondicionado, no podía dejar que no podían prescindir.
to, liviano que vuela en nu- Uruguay y Argentina celebran de pensar en aquellos valden- Me dicen que el termóme-
barrones llevados por un vien- este encuentro que se consti- ses uruguayos que llegaron tro marca 35 grados y no lo
to seco y tibio. Es la tarde y tuye en la máxima autoridad aquí en 1901. El sol era el mis- puedo creer. No transpiro. La
la mañana de un día y otro institucional de la iglesia. Es mo que casi no soporto, la tie- humedad se quedó en un 20
de la canícula de enero en común que acontezca en Co- rra volaba tan despiadada- por ciento. La sequía puede
Jacinto Aráuz, un pueblo ya lonia Valdense pero cuando mente como hoy, supongo que distanciar varios años una co-
adentrado en la pampa una comunidad invita para el pasto crujía como si fuera el secha de la otra. Es la norma.
seca, allí donde alguna hipó- que se realice en su sede, se mismo papel celofán que me El viento seca a veces hasta la
tesis antropológica, no sé si acepta. Es una oportunidad de parece estar pisando ahora. mirada. Las nubes de tierra
disparatada o digna de algu- compartir algo más que horas Pero no venían de paseo. La van envolviendo el pasto seco
na atención, dice que la cria- de reunión. De alguna mane- comida tenían que pedírsela a y formando un pequeño ovillo
tura humana adquirió su po- ra es vivir mínimamente su esa tierra que a simple vista que va creciendo hasta no ca-
sición erguida para mirar un cotidianeidad. El encuentro no parece tener ni remota- ber entre los hilos de los alam-
horizonte que parece estar adquiere otra dimensión, ab- mente la generosidad de la brados. Columnista invitado
más allá de todo alcance. solutamente necesaria, que que pisamos en Colonia. El Me imagino la soledad de Oscar Geymonat
Allí, en el límite de las va más allá de lo institucional. trabajo sin duda era mucho aquel 1901. 700 kilómetros al
provincias de Buenos Aires y Se oye hablar italiano, in- mayor. sur de Buenos Aires en una in- Allí construyeron otros
La Pampa hay un pequeño glés, algo de alemán, portu- Ese salón en el que estoy mensidad que nos empeque- templos, otras escuelas, es-
mundo valdense que se co- gués. No es que hayan llegado fue construido como templo y ñece, o más bien nos pone en tuvieron en la creación del
noce como Colonia Iris, una “de todo el mundo conocido” escuela, tomando el excelen- nuestra verdadera dimensión. colegio secundario en Jacin-
región en la que con una dis- como en aquel primer pente- te título de la obra del profe- Las cercanías del departamen- to Aráuz, hicieron de esta
tancia de más o menos trein- costés cristiano, pero en muy sor Roger Geymonat (1), en to de Colonia seguro que esta- tierra que con ojos de semi-
ta kilómetros uno de otro se pequeña dosis uno vive ese 1905. Se utilizaba, como los ban en las conversaciones planicie suavemente ondula-
encuentran Jacinto Aráuz, milagro de la comprensión que conocemos en la zona de para que la comparación au- da y variopinta me parece
General San Martin y Villa más allá de la lengua, de lazos Colonia Valdense y Cosmopoli- mentara el asombro. Algunos demasiado inmensa y vacía,
Iris, tres pequeñas ciudades que invalidan las fronteras. ta, como escuela primaria de se volvieron. pero está cargada de una
y una amplia zona rural en la Un día antes, en lo que fue lunes a viernes y como salón La esperanza no tenía sufi- vida que de solo pensarla me
que los apellidos, aún los el antiguo templo de la comu- de culto los domingos. Segu- ciente respaldo material para conmueve. Me maravilla.
nombres y las fisonomías se nidad de El Triángulo, a unos ramente en un primer mo- soportar las pérdidas de la es- Leo una placa que recuer-
emparentan con el departa- 15 kilómetros tierra adentro mento por lo menos, quienes pera. Otros tuvieron la opor- da que aquí, en este para
mento de Colonia. (nunca tan apropiada la for- trabajaban la tierra, luchaban tunidad de alargar la lucha y nosotros lejano Jacinto
Y está muy lejos de ser mulación), sentado ahora có- con la sequía, levantaban los en muchos casos con buenos Aráuz vivió un médico enton-
casualidad. modamente en el salón res- primeros ranchos y ponían los resultados. Se volvieron pam- ces poco conocido que se lla-
En Jacinto Aráuz, entre el taurado en que ha devenido cimientos del templo-escuela, peanos aunque vivan del otro mó René Favaloro.
24 y el 28 de enero se reúne como parte de un centro de serían también quienes dieran lado de la línea invisible que la (1) Geymonat, Roger El
la Asamblea Sinodal de la encuentros y campamentos de a sus hijos esos conocimientos geografía política traza para templo y la escuela. Los val-
Iglesia Evangélica Valdense la iglesia, con el piso de pino- básicos que no podían ignorar decir que están en la provin- denses en el Río de la Plata,
en el Río de la Plata. Todos tea impecablemente cepilla- y compartieran la predicación cia de Buenos Aires. editorial Planeta.