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La reina de las abejas
VERSIÓN LIBRE DE CUENTO INFANTIL DE LOS HERMANOS GRIMM
cual el príncipe pudo más joven y bella. He-
reconocer a la verda- redó el trono a la
dera. muerte de su suegro.
Se desvaneció el Sus dos hermanos re-
hechizo. Todos des- cibieron por esposas a
pertaron y los petrifi- las otras dos prince-
cados recuperaron su sas, y a sugerencia de
forma humana. Y «el Teo también obtuvie-
bobo» se casó con Ro- ron sendas partes del
salinda, la princesita reino.-
No hay encanto
que se pueda comparar
a la ternura del corazón.
Jane Austen
Lo bueno de los años
Dos príncipes, Al- Al fin llegaron a una hombrecillo a llamar salvado la vida segui- es que curan heridas, lo malo
berto y Julio, hijos de colmena silvestre ins- al mayor, Alberto, y lo da de cinco mil de sus de los besos es que crean adicción.
un rey de tierras leja- talada en un árbol, tan llevó a una mesa de súbditos y en un san-
nas, partieron un día repleta de miel que piedra en la cual esta- tiamén tuvieron los Joaquín Sabina
en busca de aventuras ésta fluía tronco aba- ban escritos los tres animalitos las perlas
y se entregaron a una jo. trabajos que había que reunidas en un mon-
vida disipada y licen- Los dos mayores cumplir para desen- tón.
ciosa, por lo que no iban a encender fuego cantar el castillo. El segundo trabajo De nadie seré, solo de ti.
volvieron a aparecer al pie del árbol para El primero decía: era pescar del fondo
por su casa. El hijo ter- sofocar los insectos y «En el bosque, entre del lago la llave del Hasta que mis huesos se vuelvan
cero, Teo, al que llama- poder apoderarse de el musgo, se hallan las dormitorio de las prin- cenizas y mi corazón deje de latir.
ban «el bobo», se la miel; pero «el mil perlas de la hija cesas. Al llegar «el
puso en camino en bobo» los detuvo y del rey. Hay que reco- bobo» a la orilla, los Pablo Neruda
busca de sus herma- repitió: gerlas antes de la patos que había salva-
nos. - Dejen a estos ani- puesta del sol, en el do se le acercaron na-
Cuando por fin los males en paz; no sufri- bien entendido que si dando, se sumergie-
encontró, se burlaron ré que los quemen. falta una sola, el que ron, y al poco rato vol-
de él. ¿Cómo preten- Luego de un buen hubiere emprendido vieron a aparecer con
día, siendo tan simple, trecho de caminar, Al- la búsqueda quedará la llave pedida.
abrirse paso en el berto, Julio y Teo lle- convertido en pie- El tercero de los
mundo cuando ellos, garon a un castillo en dra». trabajos era el más
que eran mucho más cuyas cuadras había Salió el mayor y se difícil. De las tres hi-
inteligentes, no lo ha- unos caballos de pie- pasó el día buscando; jas del rey, que esta-
bían conseguido? dra pero ni un alma vi- pero a la hora del oca- ban dormidas, había
Partieron los tres viente. so no había reunido que descubrir cuál L O M A I R I M S E M
juntos y llegaron a un Así, recorrieron to- más allá de un cente- era la más joven y I I I S O F O C A R E
nido de hormigas. das las salas hasta que nar de perlas. Y le su- hermosa. G N C H O F E U D G L
Los dos mayores se encontraron frente cedió lo que estaba Pero era el caso
querían destruirlo a una puerta cerrada escrito en la mesa: que las tres se pare- N A C E O D E L O R O
para divertirse viendo con tres cerrojos que quedó convertido en cían como tres gotas A E O L N L A L I A L
cómo los animalitos tenía en el centro una piedra. de agua, sin que se MA O Z E C O R D P N
corrían azorados para ventanilla por la que Al día siguiente Ju- advirtiera la menor
poner a salvo los hue- podía mirarse al inte- lio, el segundo, inten- diferencia; solo se U B E A I S I N O A O
vos; pero el menor rior. tó la aventura, pero no sabía que, antes de S E T T I H I O L Z S
dijo: Se veía dentro un tuvo mayor éxito que dormirse, habían co- O J I N N L C B S R A
- Dejen en paz a es- hombrecillo de cabe- el mayor: encontró mido diferentes go-
tos animalitos; no su- llo gris sentado a una solamente doscientas losinas. G A A O A E E E T A G
friré que los moles- mesa. Lo llamaron una perlas, y a su vez, fue La mayor, Anahí, S S P S R R I R H E I
ten. y dos veces pero no transformado en pie- un terrón de azúcar; U U O O T R C V E O M
Siguieron andando los oía; a la tercera se dra. la segunda, Miriam,
hasta llegar a la orilla levantó, descorrió los Finalmente, le tocó un poco de jarabe; y MR M O A P I S I D R
de un lago en cuyas cerrojos y salió de la el turno a Teo, «el la menor, Rosalinda, I A D A P I S I D V O
aguas nadaban muchí- habitación. Sin pro- bobo», que salió a una cucharada de S S O O I L U J U R H
simos patos. nunciar una sola pala- buscar entre el mus- miel.
Los dos hermanos bra, los condujo a una go. Pero, ¡qué difícil Compareció enton- C S O D A N A H I A H
querían cazar unos mesa ricamente pues- se hacía la búsqueda, ces la reina de las abe-
cuantos para asarlos ta y después que hu- y con qué lentitud se jas que Teo había sal-
pero el menor se opu- bieron comido y bebi- reunían las perlas! Se vado del fuego y ex-
so: do, llevó a cada uno a sentó sobre una pie- ploró la boca de cada
- Dejen en paz a un dormitorio separa- dra y se puso a llorar. una, posándose en úl-
estos animales; no do. De pronto se presen- timo lugar en la boca
sufriré que los mo- A la mañana si- tó la reina de las hor- de la que se había co-
lesten. guiente se presentó el migas a las que había mido la miel, con lo