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El ruiseñor
VERSIÓN LIBRE DE CUENTO DE HANS CHRISTIAN ANDERSEN
mudo pues no había na- mi corazón la Muerte.
die para darle cuerda y la ¿Cómo podré recompen-
Muerte seguía mirando al sarte?
emperador. - Ya me has recom-
De pronto resonó, pensado - dijo el ruise-
procedente de la ventana, ñor. Arranqué lágrimas a
un canto maravilloso. Era tus ojos la primera vez
el pequeño ruiseñor vivo que canté para ti y no lo
posado sobre una rama. olvidaré nunca pues son
Enterado de la desespe- las joyas que contentan
rada situación del empe- al corazón de un cantor.
rador había acudido a Pero ahora duerme y re-
traerle consuelo y espe- cupera las fuerzas, que
ranza. Cuanto más canta- yo seguiré cantando.
ba, más palidecían y se - ¡Nunca te separarás
esfumaban aquellos fan- de mi lado! -dijo el em-
tasmas y la sangre afluía perador. Cantarás cuan-
con más fuerza a los de- do te apetezca; y en cuan-
bilitados miembros del to al pájaro mecánico, lo
enfermo. Tan bello canto romperé en mil pedazos.
impresionó a la Muerte - No lo hagas -supli-
que incluso dijo: có el ruiseñor-, él cum-
-Sigue, lindo ruiseñor, plió su misión mientras
sigue. pudo, guárdalo como
- Sí, pero, ¿me darás hasta ahora. Yo no pue-
el magnífico sable de do anidar ni vivir en pa-
oro? ¿Me darás la rica lacio, pero permíteme
bandera? ¿Me darás la que venga cuando se me
corona imperial?, pre- ocurra; entonces me posa-
Érase una vez hace - ¿Qué es esto?, ex- - ¡Pequeño ruiseñor!, admiraban al de juguete guntó el ruiseñor. ré junto a la ventana y te
muchos años en China, el clamó el monarca. ¿El llamó la doncella, ¡nues- había salido volando por Y la Muerte le fue dan- cantaré para que estés
palacio del emperador ruiseñor? ¿Por qué? No tro emperador desea que la ventana. Enojados con do aquellos tesoros a contento y reflexiones. Tu
que era la cosa más be- sé nada al respecto. ¿Qué le cantes! él, lo desterraron. cambio de otras cancio- pajarito cantor debe volar
lla del mundo. Estaba es ese pájaro que vive en - ¡Con el mayor pla- El pájaro mecánico nes. El ruiseñor siguió a lo lejos hasta la cabaña
hecho de la mejor porce- mi reino del que nunca cer! dijo el ruiseñor, can- entonces tuvo un lugar cantando y la Muerte sin- del pobre pescador, hasta
lana por lo que además he oído hablar? Deseo tando de la manera más especial en la corte, en un tió entonces nostalgia de el tejado del campesino,
era tan frágil que solo que aparezca aquí esta encantadora, sueno me- almohadón de seda, cer- su jardín y salió por la ven- hacia todos los que resi-
podía tocarse con el ma- noche para cantarme, jor entre los árboles, en ca de la cama del empera- tana, flotando como una den apartados de ti y de tu
yor cuidado. Tenía las ordenó molesto a su ma- libertad, pero los acom- dor. Todos los regalos que niebla blanca y fría. corte. Prefiero tu corazón
flores más extraordina- yordomo. pañaré. había recibido de oro y - ¡Gracias, gracias! - a tu corona, pero debes
rias que se conocían y era ¿Pero dónde se podía El palacio había sido joyas preciosas estaban dijo el Emperador. ¡Bien prometerme una cosa: no
sumamente grande. Alre- encontrar? El mayordomo engalanado para la oca- esparcidos a su alrededor te conozco, avecilla ce- digas a nadie que tienes
dedor había hermosos subió y bajó las escaleras sión. y se le dio el título de Can- lestial! Te desterré de mi un pajarito que te cuenta
bosques con árboles al- y entró y salió de todas las Toda la corte estaba tante imperial. reino, sin embargo, con todas las cosas. ¡Saldrás
tos y lagos profundos. habitaciones y pasillos y reunida y a la pequeña Durante un año, el tus cantos has alejado de ganando!
Entre estos árboles vivía no encontró nada, ni el doncella se le había per- pájaro de juguete cantó mi lecho los malos espí- Y dicho esto, echó a
un ruiseñor que cantaba más mínimo rumor. mitido situarse detrás de la misma canción, que ritus, has ahuyentado de volar.-
tan maravillosamente que Uno de los caballeros la puerta, ya que ahora todos en China se sabían
incluso un pobre pesca- que había escuchado la la habían hecho cocine- ya de memoria. Hasta
dor, que tenía mucho tra- queja del emperador sa- ra. Todos estaban vesti- que una noche, cuando el
bajo, no podía evitar que- lió corriendo, subía y ba- dos con sus mejores ro- pájaro cantaba su melo-
dar absorto escuchándo- jaba todas las escaleras, pas, los ojos de todos se día, algo cedió dentro del
lo. entraba y salía de todas volvieron hacia el paja- mecanismo y la música
- ¡Cielos, qué hermo- las habitaciones y pasi- rito gris. se detuvo. Estaba tan des-
so es!, pensaba noche llos; la mitad de la corte El ruiseñor cantó de- gastado que se había
tras noche mientras pes- corrió con él, porque nin- liciosamente, las lágri- quedado sin música.
caba. guno de ellos deseaba ser mas llegaron a los ojos Pasaron cinco años,
Los viajeros llegaban castigado. del emperador y rodaron una gran pena se apoderó
a la ciudad del empera- Por fin encontraron a por sus mejillas. Estaba de la nación y del empe- L R U I S E Ñ O R A D
dor desde todos los paí- una pobre doncella en la encantado y todo el pue- rador que yacía enfermo,
ses del mundo. Admira- cocina que comentó: blo hablaba del maravi- pálido e inmóvil en su O S A M I R G A L E H
ban todo, especialmente - Oh, cielos, el ruise- lloso pájaro. enorme cama, tanto que G S Z A F I R O S Y O
el palacio y los jardines, ñor... Su canto es muy her- Un buen día llegó un en su corte pensaron que
pero cuando escuchaban moso. Todas las noches se gran paquete para el em- iba a morir. S C E M U E R T E E R
el canto del ruiseñor to- me permite dar la comida perador que tenía escri- Con dificultad, el em-
dos decían: sobrante a mi pobre ma- ta la palabra ‘ruiseñor’. perador abrió los ojos y E H A T R A E N M A O
- Es lo más hermoso dre enferma que vive cer- - Aquí tenemos otro li- vio que era la Muerte, que S I A Z N R Y P A T M
que hemos escuchado ca de la orilla. En mi ca- bro nuevo sobre este fa- se había puesto su coro-
jamás. mino de regreso descan- moso pájaro, dijo el em- na de oro en la cabeza y P N O N R A E T S A O
Cuando volvían a sus so un rato en el bosque y perador. Pero no era un sostenía en una mano el
países hablaban a todo en ese momento, escucho libro, era un ruiseñor de dorado sable imperial, y E A O A A R M A L L D
el mundo sobre aquel al ruiseñor. Su canción juguete, exactamente en la otra su magnífico es- R O R D A L M A I P R
bello ruiseñor y su mági- hace brotar lágrimas en como el real pero estaba tandarte.
co canto. Los poetas es- mis ojos, ¡siento como si lleno de diamantes, ru- Por los pliegues de A O N D A S E B I I O
cribieron los poemas mi madre me estuviera be- bíes y zafiros. los cortinajes asomaban N A O A A H E C D D Y
más bellos sobre la ciu- sando!, suspiró la donce- Cuando se activaba, cabezas, algunas horri-
dad, el palacio, el jardín lla. el pájaro de juguete po- blemente feas, otras de Z R O T P R O T R I A
y el ruiseñor que vivía en - Me aseguraré de que día cantar una de las expresión dulce y apaci- A O N N T Z R M Z O M
el bosque junto al mar consigas un mejor traba- canciones que cantaba ble: eran las obras bue-
azul profundo. Cuando jo en la corte si nos lle- el verdadero y meneaba nas y malas del monar- E A A A A D E N L M P
algunos de ellos llegaron vas al ruiseñor, prometió la cola, que brillaba con ca, que lo miraban en
hasta el emperador, se el caballero. plata y oro. Fue un éxito aquellos momentos en F F D S S A Z E B A C
sentó en su silla dorada Y así, todos salieron tan grande como el real. que la muerte había ve-
y leyendo y leyendo, al bosque donde el rui- Cantaba la misma melo- nido a visitarlo.
asentía con la cabeza señor solía cantar y, tras día treinta y tres veces, y - ¡Música, música! -
contento de escuchar un instante, efectivamen- sin embargo no se can- gritaba el emperador -.
esas hermosas descrip- te comenzó a cantar. saba. ¡Pajarillo de oro, canta,
ciones de la ciudad, el - ¡Ahí está! dijo la Cuando quisieron canta! Te di oro y objetos
palacio y el jardín. «Pero doncella, y señaló un pa- que el pájaro real se preciosos. ¡Canta, canta
el ruiseñor es lo mejor de jarito gris entre las ra- uniera a su canto se per- ya!
todo», leyó. mas. cataron de que mientras Mas el pájaro seguía