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Jueves 17 de Julio de 2025
La cigarra y la hormiga
V E R S I Ó N L I B R E D E C U E N T O C L Á S I C O D E J U L I A D E A S E N S I
tuvo su madre que llevar- no sabía hacer nada y le
la a aquella Villa -Fernan- parecía, y con razón, que
da antes Villa -Rita de la el favor que no se recibe
que habían sido dueñas y en pago de algún trabajo,
que iban ahora a habitar es una limosna. Como en
por caridad. el fondo no era mala,
A su puerta las espe- aquella lección le sirvió de
raban todos, el labrador, mucho, porque lo que más
hombre honrado, aunque abate el orgullo es la po-
algo engreído por haber breza y lo que más doma el
llegado a adquirir con su carácter es una desgracia.
trabajo lo que un noble Allí, entre la familia del
holgazán había malgasta- labrador, aprendió todo lo
do; su mujer, humilde y bueno de ella, vio que solo
buena, como de costum- era más el que más valía,
bre; Esperanza, ansiosa que el trabajo es superior
de consolar a Regina, y a la riqueza ociosa, y que
los cinco hijos pequeños merecía más quien era útil
mirando con curiosidad a a sus semejantes que quien
aquella señora y a aque- solo vivía para sí.
lla niña a las que habían Tres o cuatro años per-
visto hasta entonces de manecieron en aquella
lejos y a gran altura y es- morada Rita y Regina.
taban en aquel momento Al cabo de ese tiempo
a su nivel, al alcance de el marqués logró un buen
su mano. destino que, aunque no le
Al principio siguió Re- daba ni mucho menos las
Rita y Fernanda, que glo, teniendo la satisfac- ga a su hija mayor a casa pués, le dijo su marido: gina queriendo tratar con cuantiosas rentas de otro
eran más o menos de la ción de guardar en el oto- de la cigarra. - La villa Rita está en su habitual despotismo a tiempo, era suficiente para
misma edad, habían sido ño un buen saco de dine- Rita, aunque quería venta y la dan por poco aquellas criaturas que juz- mantener el honor y el
durante los años de su ro y un montón no des- bien a la que había sido dinero. ¿Quieres que la gaba inferiores a ella; decoro de su casa.
infancia compañeras in- preciable de billetes de su compañera de la in- compremos? pero llegó un momento Pero ya Rita no era la
separables. Vivían en el banco, producto de la co- fancia, la trataba con cier- Era una de las pose- en que sus ropas se aja- cigarra de otras épocas,
mismo pueblo, siendo la secha y de la vendimia. El ta superioridad un tanto siones de la marquesa. ron y tuvo que optar en- conocía el valor del dinero
primera la única hija del marido trabajaba bañan- desdeñosa, y así, no es de - No, respondió Fer- tre llevar aquellos restos y sabía ahorrar. En cuanto
señor, y la segunda la de do la tierra con el sudor extrañar que Regina si- nanda, no seré yo la que de su riqueza, harapos a Regina, era una criatura
uno de sus colonos. La de su frente; la mujer no guiese el ejemplo de su aproveche la ruina de esa más afrentosos que un encantadora, dócil y sen-
diferencia de clases no gastaba más que lo indis- madre, empleando peo- pobre mujer a la que tan- humilde traje, o vestirse cilla, que no olvidó nunca a
hubiera distanciado a las pensable; así, cuando fue- res maneras porque era to he querido y quiero, como Esperanza, con lim- Esperanza y a su familia,
jóvenes, pero el casarse sen viejos de nada care- más soberbia. Mientras para enriquecerme. pieza, con modestia, sin por lo que conservó en su
Rita con un marqués que cerían, disfrutarían la vida Rita y Fernanda hablaban Pero más tarde, como ostentación ninguna. corazón un cariño sincero
residía en la corte y Fer- tranquila que les propor- evocando recuerdos de no se presentase ningún Su soberbia tuvo que y la más profunda grati-
nanda con un labrador cionarían los ahorros y su adolescencia, Regina, comprador y a Rita le hi- sufrir allí mucho, porque tud.-
que tenía sus tiaras en luego quedaría todo para aunque con algún disgus- ciese falta aquel dinero,
otro lugar que aquel don- repartirlo entre los seis to, había consentido en el marido de Fernanda la
de naciera ella, fue la cau- hijos. acercarse a Esperanza. La adquirió, quitándole el
sa de que durante algu- En cambio Rita, como niña permanecía de pie y nombre, que sustituyó
nos años ni se vieran ni había sido rica siempre, la hija del marqués no le por el de su esposa.
apenas se escribieran. apenas se vio en el pue- dijo siquiera que se sen- Regina y su madre se-
En aquel tiempo ha- blo compró carruajes tara. guían viviendo con el mis-
bían muerto los padres para ir de excursión to- - ¡Qué aburrido es este mo lujo y a la venta de
de las jóvenes, dejando dos los días, tomó nume- pueblo! empezó Regina. aquella quinta siguió la de
el de Rita una buena for- rosos criados, la mayor ¡Qué deseos tengo de otra y llegó un día en que
tuna en campos y en fin- parte de ellos completa- volver a Madrid! Aquí no no pudieron vender más E A L I U Q N A R T C
cas, sin trabas ni hipote- mente inútiles, tuvo una hay con quien tratar, son porque los acreedores del
cas, y el de Fernanda, una mesa regia, gastó para inferiores a nosotros. marqués se apoderaron O S O N O L O C G N D
casita y un huerto. El vestir un lujo impropio de - Yo no me aburro, de todo, dejando a la fa- F R P O L B A R D E N
marqués era pródigo y no la vida de campo y dejó la contestó Esperanza; en milia arruinada por com-
entendía nada de labran- administración de su casa casa tengo mucho que pleto. La orgullosa Regi- I E N E B R A H S E O
za ni conocía los tesoros en manos de un mayor- hacer, ayudo a mi ma- na no se conformaba con C G R N R T E D A I D
que se pueden sacar de domo cuya probidad era dre... su triste suerte y la pobre
un terreno fértil y bien más que dudosa. En el - Tú sí, porque eres Rita no encontraba en la N I A N I A E R A A N
cuidado. lugar llamaban a Rita la una niña pobre, interrum- niña ningún consuelo. La E N A T A Ñ N D A N A
Ya hacía once años cigarra y a Fernanda la pió Regina; pero yo... ¿Sa- cigarra conoció, cuando
que se habían celebrado hormiga, encontrando bes siquiera leer? ya no tenía remedio, que C A U L O N A Z V U H
las dos bodas cuando el gran parecido entre ellas - Y escribir, y contar y para nada servía, que no
marqués decidió que su y las de la conocida fábu- coser. sabía cómo ganar un pe- I D E S A N D E A T C
esposa pasara una tem- la que lleva ese nombre. - Yo también leo y es- dazo de pan, que había S M A U I B N A A R O
porada en aquel lugar con Bien hubiese querido cribo, pero por lujo; lo derrochado lo que debió
su hija única, Regina, Esperanza ser amiga de demás no me hace falta. ahorrar en el buen tiem- E N P U Q D R N D O R
mientras él partía para el Regina, pero ésta era or- Para trabajar sería preci- po para aprovecharlo en U R A R I M M A R F R
extranjero donde pensa- gullosa y pensaba que tan so que mis padres tuvie- el malo, como había he-
ba divertirse derrochan- humilde criatura no sería sen poco dinero y son in- cho Fernanda siempre. Q I M M O Z A O D A E
do la fortuna de su mu- digna de tratar con ella. mensamente ricos. La hormiga fue la úni- R T I E N P L R F O D
jer, que de la suya hacía Vestía con elegancia, os- Y siguió hablando de ca que ofreció una habi-
tiempo que nada le que- tentaba ricas joyas, inten- tantas majaderías que, tación en su casa y un A A R R A G I C R C R
daba. taba deslumbrar a la niña habiendo oído algo Fer- puesto en su mesa a la MV A G I M R O H A L
Fernanda vivía por del labrador, que era bue- nanda y temiendo que su que había sido su compa-
esta época en el mismo na y sencilla y cifraba su angelical niña sufriera al ñera de la infancia, dis-
pueblo, en la casita que dicha en ayudar a Fernan- verse tratada con despre- pensando igual favor a la
le dejó su padre con su da en los quehaceres de cio, se despidió rápida- niña.
marido y media docena la casa y en ser una ma- mente de Rita, prome- ¡Cómo se reveló Regi-
de chiquillos, de los que dre chiquita de aquellos tiendo en su interior que na contra aquella necesi-
Esperanza era la mayor. hermanos menores que no volvería por allí en dad! ¡Con qué desdén
Fernanda y el labrador vi- la adoraban y obedecían. mucho tiempo. creyó que la recibiría Es-
vían con economía y arre- Un día llevó la hormi- Algunas semanas des- peranza! A viva fuerza