Page 15 - Semanario-17-07-25.pmd
P. 15

15
                                                                                                                                                 15
                                                                                                                                                 15
                                                                                                                                                 15
                                                                                                                                                 15
                                                                   Jueves 17 de Julio de 2025

                   La cigarra y la hormiga


               V E R S I Ó N  L I B R E  D E  C U E N T O  C L Á S I C O  D E  J U L I A  D E  A S E N S I




                                                                                                        tuvo su madre que llevar-  no sabía hacer nada y le
                                                                                                        la a aquella Villa -Fernan-  parecía, y con razón, que
                                                                                                        da antes Villa -Rita de la  el favor que no se recibe
                                                                                                        que habían sido dueñas y  en pago de algún trabajo,
                                                                                                        que iban ahora a habitar  es una limosna. Como en
                                                                                                        por caridad.            el fondo no era mala,
                                                                                                           A su puerta las espe-  aquella lección le sirvió de
                                                                                                        raban todos, el labrador,  mucho, porque lo que más
                                                                                                        hombre honrado, aunque  abate el orgullo es la po-
                                                                                                        algo engreído por haber  breza y lo que más doma el
                                                                                                        llegado a adquirir con su  carácter es una desgracia.
                                                                                                        trabajo lo que un noble    Allí, entre la familia del
                                                                                                        holgazán había malgasta-  labrador, aprendió todo lo
                                                                                                        do; su mujer, humilde y  bueno de ella, vio que solo
                                                                                                        buena, como de costum-  era más el que más valía,
                                                                                                        bre; Esperanza, ansiosa  que el trabajo es superior
                                                                                                        de consolar a Regina, y  a la riqueza ociosa, y que
                                                                                                        los cinco hijos pequeños  merecía más quien era útil
                                                                                                        mirando con curiosidad a  a sus semejantes que quien
                                                                                                        aquella señora y a aque-  solo vivía para sí.
                                                                                                        lla niña a las que habían  Tres o cuatro años per-
                                                                                                        visto hasta entonces de  manecieron en aquella
                                                                                                        lejos y a gran altura y es-  morada Rita y Regina.
                                                                                                        taban en aquel momento     Al cabo de ese tiempo
                                                                                                        a su nivel, al alcance de  el marqués logró un buen
                                                                                                        su mano.                destino que, aunque no le
                                                                                                           Al principio siguió Re-  daba ni mucho menos las
           Rita y Fernanda, que  glo, teniendo la satisfac-  ga a su hija mayor a casa  pués, le dijo su marido:  gina queriendo tratar con  cuantiosas rentas de otro
        eran más o menos de la  ción de guardar en el oto-  de la cigarra.         - La villa Rita está en  su habitual despotismo a  tiempo, era suficiente para
        misma edad, habían sido  ño un buen saco de dine-  Rita, aunque quería  venta y la dan por poco  aquellas criaturas que juz-  mantener el honor y el
        durante los años de su  ro y un montón no des-  bien a la que había sido  dinero. ¿Quieres que la  gaba inferiores a ella;  decoro de su casa.
        infancia compañeras in-  preciable de billetes de  su compañera de la in-  compremos?           pero llegó un momento      Pero ya Rita no era la
        separables. Vivían en el  banco, producto de la co-  fancia, la trataba con cier-  Era una de las pose-  en que sus ropas se aja-  cigarra de otras épocas,
        mismo pueblo, siendo la  secha y de la vendimia. El  ta superioridad un tanto  siones de la marquesa.  ron y tuvo que optar en-  conocía el valor del dinero
        primera la única hija del  marido trabajaba bañan-  desdeñosa, y así, no es de  - No, respondió Fer-  tre llevar aquellos restos  y sabía ahorrar. En cuanto
        señor, y la segunda la de  do la tierra con el sudor  extrañar que Regina si-  nanda, no seré yo la que  de su riqueza, harapos  a Regina, era una criatura
        uno de sus colonos. La  de su frente; la mujer no  guiese el ejemplo de su  aproveche la ruina de esa  más afrentosos que un  encantadora, dócil y sen-
        diferencia de clases no  gastaba más que lo indis-  madre, empleando peo-  pobre mujer a la que tan-  humilde traje, o vestirse  cilla, que no olvidó nunca a
        hubiera distanciado a las  pensable; así, cuando fue-  res maneras porque era  to he querido y quiero,  como Esperanza, con lim-  Esperanza y a su familia,
        jóvenes, pero el casarse  sen viejos de nada care-  más soberbia. Mientras  para enriquecerme.  pieza, con modestia, sin  por lo que conservó en su
        Rita con un marqués que  cerían, disfrutarían la vida  Rita y Fernanda hablaban  Pero más tarde, como  ostentación ninguna.  corazón un cariño sincero
        residía en la corte y Fer-  tranquila que les propor-  evocando recuerdos de  no se presentase ningún  Su soberbia tuvo que  y la más profunda grati-
        nanda con un labrador   cionarían los ahorros y  su adolescencia, Regina,  comprador y a Rita le hi-  sufrir allí mucho, porque  tud.-
        que tenía sus tiaras en  luego quedaría todo para  aunque con algún disgus-  ciese falta aquel dinero,
        otro lugar que aquel don-  repartirlo entre los seis  to, había consentido en  el marido de Fernanda la
        de naciera ella, fue la cau-  hijos.            acercarse a Esperanza. La  adquirió, quitándole el
        sa de que durante algu-    En cambio Rita, como  niña permanecía de pie y  nombre, que sustituyó
        nos años ni se vieran ni  había sido rica siempre,  la hija del marqués no le  por el de su esposa.
        apenas se escribieran.  apenas se vio en el pue-  dijo siquiera que se sen-  Regina y su madre se-
           En aquel tiempo ha-  blo compró carruajes    tara.                   guían viviendo con el mis-
        bían muerto los padres  para ir de excursión to-   - ¡Qué aburrido es este  mo lujo y a la venta de
        de las jóvenes, dejando  dos los días, tomó nume-  pueblo! empezó Regina.  aquella quinta siguió la de
        el de Rita una buena for-  rosos criados, la mayor  ¡Qué deseos tengo de  otra y llegó un día en que
        tuna en campos y en fin-  parte de ellos completa-  volver a Madrid! Aquí no  no pudieron vender más  E  A  L  I  U   Q   N    A  R   T   C
        cas, sin trabas ni hipote-  mente inútiles, tuvo una  hay con quien tratar, son  porque los acreedores del
        cas, y el de Fernanda, una  mesa regia, gastó para  inferiores a nosotros.  marqués se apoderaron  O  S   O   N   O   L   O    C  G   N   D
        casita y un huerto. El  vestir un lujo impropio de  - Yo no me aburro,  de todo, dejando a la fa-  F  R   P   O   L   B   A    R  D   E   N
        marqués era pródigo y no  la vida de campo y dejó la  contestó Esperanza; en  milia arruinada por com-
        entendía nada de labran-  administración de su casa  casa tengo mucho que  pleto. La orgullosa Regi-  I  E  N  E  B   R   A    H  S   E   O
        za ni conocía los tesoros  en manos de un mayor-  hacer, ayudo a mi ma-  na no se conformaba con  C   G   R   N   R   T   E    D  A    I  D
        que se pueden sacar de  domo cuya probidad era  dre...                  su triste suerte y la pobre
        un terreno fértil y bien  más que dudosa. En el    - Tú sí, porque eres  Rita no encontraba en la  N  I   A   N   I   A   E    R  A   A   N
        cuidado.                lugar llamaban a Rita la  una niña pobre, interrum-  niña ningún consuelo.  La  E  N  A  T  A  Ñ  N    D  A   N   A
           Ya hacía once años   cigarra y a Fernanda la  pió Regina; pero yo... ¿Sa-  cigarra conoció, cuando
        que se habían celebrado  hormiga, encontrando   bes siquiera leer?      ya no tenía remedio, que  C   A   U   L   O   N   A    Z  V   U   H
        las dos bodas cuando el  gran parecido entre ellas  - Y escribir, y contar y  para nada servía, que no
        marqués decidió que su  y las de la conocida fábu-  coser.              sabía cómo ganar un pe-   I   D   E   S   A   N   D    E  A   T   C
        esposa pasara una tem-  la que lleva ese nombre.   - Yo también leo y es-  dazo de pan, que había  S  M   A   U   I   B   N    A  A   R   O
        porada en aquel lugar con  Bien hubiese querido  cribo, pero por lujo; lo  derrochado lo que debió
        su hija única, Regina,  Esperanza ser amiga de  demás no me hace falta.  ahorrar en el buen tiem-  E  N   P   U   Q   D   R    N  D   O   R
        mientras él partía para el  Regina, pero ésta era or-  Para trabajar sería preci-  po para aprovecharlo en  U  R  A  R  I  M  M  A  R  F  R
        extranjero donde pensa-  gullosa y pensaba que tan  so que mis padres tuvie-  el malo, como había he-
        ba divertirse derrochan-  humilde criatura no sería  sen poco dinero y son in-  cho Fernanda siempre.  Q  I  M  M  O  Z   A    O  D   A   E
        do la fortuna de su mu-  digna de tratar con ella.  mensamente ricos.      La hormiga fue la úni-  R  T   I   E   N   P    L   R  F   O   D
        jer, que de la suya hacía  Vestía con elegancia, os-  Y siguió hablando de  ca que ofreció una habi-
        tiempo que nada le que-  tentaba ricas joyas, inten-  tantas majaderías que,  tación en su casa y un  A  A  R  R  A   G    I   C  R   C   R
        daba.                   taba deslumbrar a la niña  habiendo oído algo Fer-  puesto en su mesa a la  MV    A   G   I   M   R    O  H   A   L
           Fernanda vivía por   del labrador, que era bue-  nanda y temiendo que su  que había sido su compa-
        esta época en el mismo  na y sencilla y cifraba su  angelical niña sufriera al  ñera de la infancia, dis-
        pueblo, en la casita que  dicha en ayudar a Fernan-  verse tratada con despre-  pensando igual favor a la
        le dejó su padre con su  da en los quehaceres de  cio, se despidió rápida-  niña.
        marido y media docena   la casa y en ser una ma-  mente de Rita, prome-    ¡Cómo se reveló Regi-
        de chiquillos, de los que  dre chiquita de aquellos  tiendo en su interior que  na contra aquella necesi-
        Esperanza era la mayor.  hermanos menores que   no volvería por allí en  dad! ¡Con qué desdén
        Fernanda y el labrador vi-  la adoraban y obedecían.  mucho tiempo.     creyó que la recibiría Es-
        vían con economía y arre-  Un día llevó la hormi-  Algunas semanas des-  peranza! A viva fuerza
   10   11   12   13   14   15   16   17   18   19   20