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El relato de náufrago


                    V E R S I Ó N  L I B R E D E C U E N T O  A N T I Q U Í S I M O  D E  E G I P T O



                                                                                                        sina de trementina de      Dí las gracias, en la
                                                                                                        Quío, colmillos de mar-  ribera, a la dueña de
                                                                                                        fil, perros de caza, cer-  esa isla y también a los
                                                                                                        copitecos, mandriles, y  que estaban a bordo.
                                                                                                        todo tipo de productos  Navegamos hacia el nor-
                                                                                                        preciosos de calidad.   te, hacia la corte del So-
                                                                                                           Cargué todo en el    berano y llegamos al país
                                                                                                        navío. Después, cuando  en dos meses, exacta-
                                                                                                        volví a inclinarme para  mente como ella había
                                                                                                        darle las gracias me    dicho. Me presenté ante
                                                                                                        anunció:                el Soberano y le entre-
                                                                                                           -Llegarás a tu país  gué los regalos que ha-
                                                                                                        dentro de dos meses,    bía traído de la isla. Me
                                                                                                        abrazarás a tus hijos,  dio las gracias en pre-
                                                                                                        volverás joven al país y  sencia de los notables
                                                                                                        allí te enterrarán.     de todo el país. Luego
                                                                                                           Acto seguido, bajé a  me otorgó el rango de
                                                                                                        la playa ceca del barco y  Compañero y me obse-
                                                                                                        llamé a voces a sus tri-  quió esclavos que le
                                                                                                        pulantes.               pertenecían.-









           Voy a contarte algo  dioses.                 nada falta y donde      visto gracias a tu poder.            Nuestra amistad
        que me ocurrió cuando      Entonces oí un ruido  abunda todo tipo de    Te darán las gracias en
        iba a las minas del So-  de trueno: pensé que   cosas buenas. Pasarás   la ciudad, ante los no-            no depende de cosas
        berano y había bajado a  era una ola de la Muy  aquí un mes tras otro   tables de todo el país.       como el espacio y el tiempo.
        la Muy Verde a bordo    Verde. Los árboles crujie-  hasta cumplir cuatro   Por tí sacrificaré to-
        de un navío de ciento   ron y tembló la tierra.  meses en la isla.      ros en holocausto y re-                  Richard Bach
        veinte codos de largo y  Cuando me descubrí el     Después un barco     torceré el cuello de
        cuarenta de ancho.      rostro, vi que venía una  llegará de tu país, tripu-  las aves. Haré que trai-
        Ciento veinte marinos   serpiente, medía trein-  lado por marinos que   gan navíos cargados de
        formaban su tripula-    ta codos y su barba era  conoces; con ellos regre-  todos los productos
        ción, lo más selecto de  superior a dos codos,  sarás y morirás en tu ciu-  preciosos de Egipto,                La risa es el sol
        Egipto: ya vigilasen el  sus miembros estaban   dad. ¡Feliz aquél que pue-  como es obligado hacer        que ahuyenta el invierno
        cielo o bien la tierra, su  recamados de oro, sus  de contar lo que ha vivido  con una diosa que ama         del rostro humano.
        corazón era más intré-  cejas eran de verdade-  una vez superados los   a los hombres en un
        pido que el de los leo-  ro lapislázuli; avanzaba  trances dolorosos!   país lejano que los                     Víctor Hugo
        nes. Podían anunciar    con prudencia.             Te contaré algo pare-  hombres desconocen.
        antes de que estallara     Abrió la boca hacia  cido que sucedió en        Entonces se rió de
        una tormenta o una      donde yo estaba, de     esta isla, donde yo es-  mí, o más bien de lo que
        tempestad.              bruces ante ella, di-   taba con mis congéne-   yo había dicho y que
           Una tormenta se      ciéndome:               res, entre los que había  consideraba una insen-
        desencadenó cuando         -¿Quién te ha traído  pequeñuelos: éramos    satez, diciéndome:
        estábamos en la Muy     hasta aquí, quién te ha  en total setenta y cinco  -No posees mucho
        Verde y antes de que    traído, pequeño? ¿Quién  serpientes, mis hijos y  olíbano, pero, en cam-
        llegásemos a tierra.    te ha traído? Si tardas en  mis demás congéneres.  bio, naciste dueño de
           Seguimos navegan-    decírmelo, pronto te darás  Y no mencionaré una  resina de trementina
        do pero arreció la tor-  cuenta, pues te reduciré a  hija de corta edad que  de Quío.
        menta, provocando una   cenizas, de que  te  has  me había procurado       Pero a mí, que soy la
        ola de ocho codos.      convertido en algo invi-  gracias a mis ruegos.  princesa del país del
           Luego zozobró el na-  sible.                 Cayó una estrella incan-  Punt, el olíbano me     H   S   E   R   E   N   E   G    N  O   C
        vío y no sobrevivió nin-   Y respondí:          descente y todos se     pertenece; en cuanto a    O   O   O   I   G   A   R   F    U   A  N
        guno de sus tripulantes.   -Me hablas y no en-  abrasaron.              ese perfume que pen-
        En cuanto a mí, fui arro-  tiendo lo que me dices.  Cuando esto suce-   sabas traer, es el princi-  H  E  R   M   A   N   O   S    D   S  N
        jado en una isla por una  Estoy frente a ti y he  dió yo no estaba con  pal producto de esta      I   S   O   T   P   I   G   E    O   E  N
        ola de la Muy Verde.    perdido el sentimiento.  ellos; se quemaron sin  isla. Además, cuando la
        Pasé tres días solo, con   Entonces me cogió en  que estuviese a su lado.  abandones, nunca vol-  L   N   O   N   A   O   E   B    A  O O
        mi corazón como única   su boca, me llevó a su  Estuve a punto de morir  verás a verla porque se  U   S   A   L   A   L   E   R    T   F   I
        compañía; inerte pero   guarida, donde me libe-  cuando los encontré    convertirá en agua.
        protegido por un árbol,  ró sin rozarme, sano y sal-  convertidos en un triste  Ahora bien, el navío  Z  O  D  I  L   R    I  A    A   A  C
        abracé la oscuridad.    vo, y sin quitarme nada.  montón de cadáveres.  llegó como ella había     A   V   D   A   A   I   B   Z    N   I  A
        Luego estiré las piernas  Abrió la boca hacia donde  Si eres fuerte, domi-  predicho: fui y me en-
        en busca de algo que    yo  estaba, de bruces   na tu corazón, estrecha-  caramé a un árbol alto y  L  A  O   N   T   L   M    I   A   S  L
        llevarme a la boca. En-  ante ella, y me dijo:  rás en tus brazos a tus  reconocí a las gentes    S   L   O   Ñ   E   S    T  L    A   S  U
        contré higos y uvas,       -¿Quién te ha traído  hijos y a tu mujer, verás  que venían a bordo. Co-
        hortalizas magníficas de  hasta aquí, quién te ha  tu casa, y eso vale más  rrí a anunciar esta noti-  I  C  P  S  A  N   E   N    O  O   P
        todo tipo, frutos de si-  traído,  pequeño?     que todo. Regresarás al  cia a la Serpiente pero  P   S   I   A   E   P   A   P    R   C   I
        comoro y pepinos        ¿Quién te ha traído a   país donde vivías con tus  advertí que ya lo sabía.
        como si fueran cultiva-  esta isla de la Muy Ver-  hermanos.            Me dijo:                  A   E   G   M   E   Z   M   O   M    A  R
        dos. Había también pe-  de cuyas riberas baña el   Entonces, tendido       -Regresa con buena     L   S   E   M   U   F   R   E    P   E  T
        ces y aves.             mar?                    boca abajo, tocaba yo el  salud, con buena salud,
           En realidad, se en-     Después de relatar-  suelo con la frente ante  pequeño, a tu hogar,    O   R   E   Ñ   A   P   M   O    C   C  T
        contraba de todo. En-   le el naufragio, me dijo:  ella, diciéndole:    ¡que veas a tus hijos!    T   E   T   N   E   I   P   R    E   S  T
        tonces, después de sa-     -No temas, no te-       -Relataré al Soberano  Habla bien de mí en tu
        ciar mi hambre, arrojé  mas, pequeño. No pon-   tu poderío y le informa-  ciudad, es lo único que
        al suelo parte de esos  gas esa expresión ator-  ré de tu grandeza. Y haré  te pido. Entonces me
        víveres pues eran de-   mentada ahora que has   perfumes, así como in-  prosterné con los brazos
        masiado abundantes      llegado junto a mí. Sin  cienso de los templos  extendidos ante ella y
        para llevármelos. Lue-  duda Dios ha permitido  con el que se agasaja a  me dio un cargamento
        go, con unos maderos    que continúes vivien-   los dioses. Narraré lo  de olíbano, perfumes,
        encendí fuego y cele-   do, pues te ha traído a  sucedido en esta isla,  colirio negro, colas de ji-
        bré un holocausto a los  esta isla del Ka donde  recordando lo que he   rafas, un montón de re-
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