Page 23 - Semanario-03-07-2020
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          BASADA EN UNA FABULA PERUANA DE LUIS GAMONAL - VERSIÓN SILVIA RODRIGUEZ

           Había una vez un
        zorzal de canto glamo-
        roso que en toda esta-
        ción enamoraba a quie-
        nes lo oían, por eso
        Sepe, como lo llama-
        ban, fue contratado
        para todas las reunio-
        nes del monte.
           Mientras tanto, el                                                                                              En la ciudad o el campo
        guitarrero Azurú de pa-                                                                                            es un amigo del hombre.
        tas largas las frotaba                                                                                             Adivina cuál es este animal
        sin necesidad de parti-
        tura, reposando todo                                                                                               sin que te diga su nombre.
        el verano en el tala,
        pero envidiaba al zor-                                                                                                                EL PERRO
        zal que podía contestar
        los silbidos de los de-
        más.                                                                                                        En un rincón de la clase
           Sepe era considera-
        do un músico y por eso                                                                                    donde estoy colocada,
        cada día se esforzaba                                                                                  acudes con los papeles
        en mantener su oído                                                                                  que no te sirven de nada.
        afinado, escuchaba to-                                                                                          ¿Quién soy?
        dos los sonidos y los
        aprendía. Fue muy es-                                                                                                       LA PAPELERA
        cuchado y aplaudido,
        porque iba creando
        composiciones casi má-                                                                                    Como la piedra son duros, para el perro,
        gicas con sus gestos                                                                                             un manjar. Sin ellos no podrías
        elegantes en cada in-
        terpretación.                                                                                                    ni saltar ni caminar.
           Dicen que desde el                                                                                                       ¿Quiénes son?
        río y más allá de la
        espesura se escuchaba                                                                                                                     LOS HUESOS
        su canto imitando los
        trinos de todos los pá-
        jaros.
           Muchos elogiaron el                                                                                       Doy al cielo resplandores cuando
        talento musical de Sepe                                                                                       deja de llover. Abanicos de colores
        y hubo quienes quisie-                                                                                           que te gusta ver.
        ron dañar su impeca-                                                                                                    ¿Quién soy?
        ble trayectoria, como   de cada monte y caña-   de que a la naturaleza  mente porque dejó de
        su colega Azurú, que    veral. Disfrutaba y     hay que ayudarla co-    desafinar y en cada
        siempre chirriaba en    agradecía cuando al-    menzó a trabajar su     presentación lucía un                                             EL ARCOIRIS
        sus canciones.          guien lo aplaudía y más  puesta en escena y re-  elegante traje azúl
           Para superar en pre-  cuando le traían algu-  conoció con un maes-   nacarado.
        ferencias a su compe-   nos presentes. "La na-  tro los defectos de su     Con el tiempo Sepe
        tidor, Azurú fue detrás  turaleza me da lo que  caída artística.        y Azurú fueron amigos
        de quienes contrataban  necesito" se decía y aun   Así trabajó varios   y llegaron a cantar en
        a Sepe y les ofreció sus  sin empleo prospera-  veranos corrigiendo     contrapunto dejando
        servicios a un bajo pre-  ba.                   sus dotes de guitarrero  feliz a toda la clientela.
        cio.                       En su monte los ani-  y finalmente los ani-
           –Si gustan, yo pue-  males que le dieron la  males confiaron en su      Moraleja: Quien
        do animar sus even-     oportunidad a Azurú,    trabajo. Al llegar las  trabaja con talento,
        tos.                    se decepcionaron por    horas de la siesta lo   debe mejorarlo con es-
           Con el fin de aho-   la vergonzosa presen-   contrataron nueva-      fuerzo.
        rrar en sus fiestas,    tación que brindó el pri-
        aceptaron esa cómoda    mer día.
        propuesta.                 En lugar de cantar
           Enterado de que su   protagonizaba bochor-
        puesto había sido usur-  nosos incidentes, así
        pado, Sepe respetó la   que en el monte de en-
        decisión de sus clien-  redaderas naranjas,
        tes y solo afirmó:      dejaron de contratar los
           –Si han visto mejo-  servicios de Azurú, que
        res cualidades en       volvió al tala a chirriar
        Azurú, me alegro por    al sol, muy lejos.
        él.                        Los animales, en es-
           Al quedar desem-     pecial las mulitas y ta-
        pleado temporalmente,   túes, gatos monteces,
        Sepe brindó conciertos  zorros y venados opta-
        ambulantes, iba de      ron por encontrar a
        mburucuyá en mburu-     Sepe y contratarlo nue-
        cuyá y aunque no co-    vamente. Entendieron
        braba, aprendía los so-  que Sepe demostraba
        nidos de cada jardín,   profesionalismo en su
                                trabajo.
                                   Al ver que Sepe re-
                                cuperaba el prestigio
                                ganado, Azurú le in-
                                crepó molesto:
                                   –¿Con qué derecho
                                te apropias de mi clien-
                                tela, que con tanto es-
                                fuerzo conseguí?
                                   Defendiéndose de
                                esa injusta acusación,
                                Sepe le contestó:
                                   –¡A mí no me cul-
                                pes!, sino a ti mismo
                                que te exhibes en pú-
                                blico sin siquiera ensa-
                                yar.
                                   Enterado por Sepe
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