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Viernes 10 de Julio de 2020
F A B U L A D E E S O P O V E R S I Ó N D E C R I S T I N A R O D R I G U E Z L O M B A
Érase una vez un
león que vivía en la
sabana. Allí transcu-
rrían sus días, tran-
quilos y aburridos. El
sol calentaba tan in-
tensamente, que casi
todas las tardes, des-
pués de comer, al león
le entraba un sopor
tremendo y se echa-
ba una siesta de al
menos dos horas.
Un día como otro
cualquiera estaba el
majestuoso animal
tumbado plácida-
mente junto a un ar-
busto. Un ratoncito
de campo que pasa-
ba por allí, se le subió
encima y empezó a
dar saltitos sobre su
cabeza y a juguetear
con su gran cola. El
león sintió el cosqui-
lleo de las patitas del
roedor y se despertó.
Sorprendió al ratón
desprevenido y de un
zarpazo, lo aprisionó
sin que el animalillo
pudiera ni moverse.
–¿Cómo te atre- que no volverá a su- dores. El pobre se –Ya te dije que al- –¡Muchas gracias, que el ratoncito tre-
ves a molestarme? – ceder. Permita que me quedó enredado en guien como tú, pe- ratón! –sonrió el león para sobre su lomo
rugió el león enfada- vaya a mi casa y qui- una maraña de cuer- queño y débil, jamás agradecido–. Me has siempre que quisiera.
do–. Soy el rey de los zá algún día pueda das de la que no po- podrá hacer algo por salvado la vida. Aho-
animales y a mí na- agradecérselo. día escapar. mí –respondió el león ra entiendo que na- Moraleja: nunca
die me fastidia mien- –¿Tú? ¿Un insigni- Atemorizado, em- aprisionado y ya casi die es menos que menosprecies a na-
tras descanso. ficante ratón? No veo pezó a pedir ayuda. sin fuerzas. nadie y que cuando die porque parezca
–¡Lo siento, señor! qué puedes hacer por Sus rugidos se oye- –¡No esté tan se- uno se porta bien con más débil o menos in-
–dijo el ratón con una mí. ron a kilómetros a la guro! No se mueva los demás, tiene su teligente que tú. Sé
vocecita casi inaudi- –¡Por favor, per- redonda y llegaron a que yo me encargo recompensa. bueno con todo el
ble–. No era mi inten- dóneme! –suplicaba el oídos del ratoncito, de todo. Se fundieron en un mundo y los demás
ción importunarlo. roedor llorando des- que reconoció la voz El ratón afiló sus abrazo y a partir de serán buenos conti-
Sólo estaba divirtién- esperado. del león. Sin dudarlo dientecitos con un entonces, el león dejó go.
dome un rato. Al ver sus lágri- salió corriendo en su palo y muy decidido,
–¿Y te parece que mas, el león se con- auxilio. Cuando llegó comenzó a roer la
esas son formas de movió y lo liberó de su encontró al león ex- cuerda que lo tenía
divertirse? –contes- castigo, no sin antes hausto de tanto gri- inmovilizado. Tras un
tó el león cada vez advertirle que no vol- tar. buen rato, la cuerda
más indignado–. ¡Voy viera por allí. –¡Vengo a ayudar- se rompió y el león
a darte tu merecido! Pocos días des- le, amigo! –le susurró. quedó libre.
–¡No, por favor! – pués, paseaba el león
suplicó el ratoncito por sus dominios Solo tres letras tengo
mientras intentaba cuando cayó preso en pero tu peso yo sostengo.
zafarse de la pesada una trampa que ha- Si me tratas con cuidado
garra del león. –Dé- bían escondido entre te llevaré a cualquier lado.
jeme ir. Le prometo la maleza unos caza-
¿Quién soy? EL PIE
Por dentro carbón,
por fuera madera.
En tu cartuchera voy a la escuela.
¿Quién soy? EL LÁPIZ
Muy bonito por delante
y muy feo por detrás;
me transformo a cada
instante pues imito a los demás
¿Quién soy? EL ESPEJO
Como el algodón
suelo en el aire flotar.
A veces traigo lluvia
y otras solo humedad.
¿Quién soy?
LA NUBE