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                   F A B U L A  D E  E S O P O  V E R S I Ó N  D E  C R I S T I N A  R O D R I G U E Z  L O M B A

           Érase una vez un
        león que vivía en la
        sabana. Allí transcu-
        rrían sus días, tran-
        quilos y aburridos. El
        sol calentaba tan in-
        tensamente, que casi
        todas las tardes, des-
        pués de comer, al león
        le entraba un sopor
        tremendo y se echa-
        ba una siesta de al
        menos dos horas.
           Un día como otro
        cualquiera estaba el
        majestuoso animal
        tumbado plácida-
        mente junto a un ar-
        busto. Un ratoncito
        de campo que pasa-
        ba por allí, se le subió
        encima y empezó a
        dar saltitos sobre su
        cabeza y a juguetear
        con su gran cola. El
        león sintió el cosqui-
        lleo de las patitas del
        roedor y se despertó.
        Sorprendió al ratón
        desprevenido y de un
        zarpazo, lo aprisionó
        sin que el animalillo
        pudiera ni moverse.
           –¿Cómo te atre-      que no volverá a su-    dores. El pobre se         –Ya te dije que al-     –¡Muchas gracias,    que el ratoncito tre-
        ves a molestarme? –     ceder. Permita que me   quedó enredado en       guien como tú, pe-      ratón! –sonrió el león  para sobre su lomo
        rugió el león enfada-   vaya a mi casa y qui-   una maraña de cuer-     queño y débil, jamás    agradecido–. Me has     siempre que quisiera.
        do–. Soy el rey de los  zá algún día pueda      das de la que no po-    podrá hacer algo por    salvado la vida. Aho-
        animales y a mí na-     agradecérselo.          día escapar.            mí –respondió el león   ra entiendo que na-        Moraleja: nunca
        die me fastidia mien-      –¿Tú? ¿Un insigni-      Atemorizado, em-     aprisionado y ya casi   die es menos que        menosprecies a na-
        tras descanso.          ficante ratón? No veo   pezó a pedir ayuda.     sin fuerzas.            nadie y que cuando      die porque parezca
           –¡Lo siento, señor!  qué puedes hacer por    Sus rugidos se oye-        –¡No esté tan se-    uno se porta bien con   más débil o menos in-
        –dijo el ratón con una  mí.                     ron a kilómetros a la   guro! No se mueva       los demás, tiene su     teligente que tú. Sé
        vocecita casi inaudi-      –¡Por favor, per-    redonda y llegaron a    que yo me encargo       recompensa.             bueno con todo el
        ble–. No era mi inten-  dóneme! –suplicaba el   oídos del ratoncito,    de todo.                   Se fundieron en un   mundo y los demás
        ción importunarlo.      roedor llorando des-    que reconoció la voz       El ratón afiló sus   abrazo y a partir de    serán buenos conti-
        Sólo estaba divirtién-  esperado.               del león. Sin dudarlo   dientecitos con un      entonces, el león dejó  go.
        dome un rato.              Al ver sus lágri-    salió corriendo en su   palo y muy decidido,
           –¿Y te parece que    mas, el león se con-    auxilio. Cuando llegó   comenzó a roer la
        esas son formas de      movió y lo liberó de su  encontró al león ex-   cuerda que lo tenía
        divertirse? –contes-    castigo, no sin antes   hausto de tanto gri-    inmovilizado. Tras un
        tó el león cada vez     advertirle que no vol-  tar.                    buen rato, la cuerda
        más indignado–. ¡Voy    viera por allí.            –¡Vengo a ayudar-    se rompió y el león
        a darte tu merecido!       Pocos días des-      le, amigo! –le susurró.  quedó libre.
           –¡No, por favor! –   pués, paseaba el león
        suplicó el ratoncito    por sus dominios                                                                  Solo tres letras tengo
        mientras intentaba      cuando cayó preso en                                                              pero tu peso yo sostengo.
        zafarse de la pesada    una trampa que ha-                                                         Si me tratas con cuidado
        garra del león. –Dé-    bían escondido entre                                                       te llevaré a cualquier lado.
        jeme ir. Le prometo     la maleza unos caza-
                                                                                                           ¿Quién soy?                     EL PIE



                                                                                                                          Por dentro carbón,
                                                                                                                           por fuera madera.
                                                                                                                       En tu cartuchera voy a la escuela.
                                                                                                                   ¿Quién soy?                   EL LÁPIZ




                                                                                                                   Muy bonito por delante
                                                                                                                   y muy feo por detrás;
                                                                                                                me transformo a cada
                                                                                                          instante pues imito a los demás
                                                                                                          ¿Quién soy?                 EL ESPEJO





                                                                                                                                     Como el algodón
                                                                                                                                suelo en el aire flotar.
                                                                                                                                 A veces traigo lluvia
                                                                                                                               y otras solo humedad.
                                                                                                                                      ¿Quién soy?


                                                                                                                                                 LA NUBE
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