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                         Las patas del monstruo                                                           Memoria

                                                                                                          en papel
          En el anecdotario popular de nuestra comarca     En la primera mitad  otra nacionalidad del
          surgen dichos y refranes que se han hecho     del siglo XX aún era co-  cercano oriente.        Por Juan Diego
                                                        mún encontrarse en los     Lo de turcos les venía
          parte de la cultura pero pocos saben en qué
                                                        caminos de campaña con  porque se embarcaban
          circunstancias fueron pronunciados. Es tiem-
                                                        personas que los reco-  en puertos de Turquía y
          po de recopilar la memoria en papel. Esta     rrían a pie, conocidos  cuando llegaban a Uru-  rural de la zona de San  cino crecía cada vez
          semana, el legendario susto del mercachifle y  como “caminantes”.     guay, Migración los re-  Luis venía caminando uno  más, ya que habiendo
          las patas del monstruo.                          Eran personas sin un  gistraba con la naciona-  de estos mercachifles,  vivido toda su vida en
                                                        hogar establecido, de es-  lidad del puerto donde  quien en determinado  el pago nunca había
                                                        casos recursos, que vi-  habían embarcado.      momento en un recodo    visto una víbora tan
                                                        vían realizando changas    Hacían largos reco-  del camino se encontró  grande y peligrosa
                                                        en los establecimientos  rridos llevando sus mer-  con un animal extraño  como para cortarle el
                                                        rurales.                caderías en un cajón o en  para él, que por lo visto  paso a un transeúnte.
                                                           Había otro tipo de ca-  canastos que cargaban  en su país de origen no  El turco reiteró su
                                                        minantes: los poco afec-  en sus espaldas.      existía.                descripción diciendo
                                                        tos al trabajo que prefe-  No es difícil pensar el  Este animal lo llenó  que la “güigura” era
                                                        rían vivir de la caridad de  enorme esfuerzo que ha-  de terror por su amena-  enorme y para ser más
                                                        los vecinos que les da-  cían, cargando las merca-  zante presencia, por lo  claro agrega:  “¡y qué
                                                        ban algo de comer u hos-  derías, expuestos a las in-  que retrocedió hasta una  patas tiene!”. A partir
                                                        pedaje por la noche, a  clemencias del clima, ya  distancia bien segura y  de ese momento el des-
                                                        estos últimos se los lla-  sea en nuestros tórridos  se sentó a descasar bajo  concierto del vecino
                                                        maba “linyeras”.        veranos o inclementes in-  la sombra de un tala  fue total, ya que nada
                                                           Los caminantes más   viernos.                mientras decidía qué ha-  de lo relatado tenía
                                                        laboriosos por lo general  Con el tiempo la ma-  cer. Al poco rato apare-  sentido, por lo que de-
                                                        eran inmigrantes que    yoría iba progresando,  ció por el camino un ve-  cidió avanzar por el
                                                        apenas si hablaban el   comprando caballos y    cino a caballo, el turco  camino, pero por cier-
                                                        español, que se dedica-  carros, hasta que termi-  vio en el paisano una  to, con mucha cautela
                                                        ban a vender casa por   naban estableciéndose   posible solución a su   hasta el peligroso lugar
                                                        casa artículos de lo más  con un negocio fijo, lle-  problema y le relató su  para ver el extraño
                                                        diversos, los que eran  gando con el tiempo a ser  aterrador encuentro y le  monstruo.
                                                        conocidos como “merca-  prósperos y respetados  pidió ayuda para supe-     Cual sería su sor-
                                                        chifles”, o sea personas  comerciantes referentes  rar el escollo.      presa cuando vio atra-
                                                        dedicadas al comercio   en sus pueblos.            Con su precario domi-  vesado en el camino,
                                                        de minoreo.                Con respecto a un    nio del español le contó  disfrutando del calor
                                                           Estos últimos eran   “turco del cajón” mi pa-  que en el camino hay una  de la resolana veranie-
                                                        también identificados   dre gustaba contarnos la  enorme “güigura” muy  ga, muy plácido y oron-
          El mercachifle. Acuarela de Pancho Fierro. (Lima,  como los turcos del cajón.  siguiente anécdota: Un  gruesa que le sacaba la  do, a un pacífico y muy
          1807 - Lima, 1879) Fecha 1850.                Generalmente eran liba-  verano, en un polvorien-  lengua amenazadora-  autóctono gran lagarto
          Fuente: Pinacoteca Ignacio Merino.
                                                        neses, sirios o de alguna  to y sofocante camino  mente. La intriga del ve-  overo.-
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