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Viernes 12 de Agosto de 2022
El origen del mal
ADAPTACIÓN LIBRE DE CUENTO DE LEÓN TOLSTOI
Mi gorrito colorado en el
bosque es conocido.
El lobo me ha perseguido,
pero salió apaleado. ¿Quién soy?
CAPERUCITA ROJA
Con su caballo y su escudero
salió por La Mancha este
caballero. Quería justicia,
buscaba aventuras y encontró
palos. ¿Quién fue? DON QUIJOTE
Cuando llueve y sale el sol,
todos los colores llevo yo.
¿Qué soy? EL ARCO IRIS
En medio de un bos- dras, ni lobos enfureci- Ya ven que todo el mal tros cuernos, y la huida
que vivía un ermitaño, dos serían capaces de proviene del amor y no nos preserva de los
sin temer a las fieras hacerme soltar la pre- del hambre. grandes. Pero es impo- En mí mueren los ríos,
que allí moraban. sa. ¡Cuántos perece- -No; el mal no viene sible no sentir miedo. por mí los barcos van. Muy
Es más, por sabidu- mos como víctimas del ni del hambre ni del Apenas cruje una rama
ría o por tratarlas con- hambre! No cabe duda amor -arguyó la ser- en el bosque o se mue- breve es el nombre mío,
tinuamente, entendía de que el hambre es el piente-. El mal viene de ve una hoja, tembla- tres letras tiene no más.
el lenguaje de las fieras origen del mal. la ira. Si viviésemos mos de terror. El cora-
y hasta podía conver- El palomo se creyó tranquilos, si no buscá- zón palpita como si fue- EL MAR
sar con ellas. obligado a intervenir, semos pendencia, en- ra a salirse del pecho, y
En una ocasión en apenas el cuervo hubo tonces todo iría bien. echamos a correr.
que el ermitaño des- cerrado el pico. Pero cuando algo se Otras veces, una liebre
cansaba debajo de un -Opino que el mal no arregla de modo distin- que pasa, un pájaro que
árbol, se cobijaron allí proviene del hambre to a como quisiéramos, agita las alas o una ra-
para pasar la noche, un sino del amor. Si vivié- nos arrebatamos y todo mita que cae, nos hace
cuervo, un palomo, un ramos solos, sin hem- nos ofusca. Sólo pen- creer que nos persigue
ciervo y una serpiente. bras, sobrellevaríamos samos en una cosa: una fiera; y salimos dis-
A falta de otra cosa para las penas. Mas ¡ay!, vi- descargar nuestra ira en parados, tal vez hacia
hacer y con el fin de vimos en pareja y ama- el primero que encon- el lugar del peligro. A
pasar el rato, empeza- mos tanto a nuestra tramos. Entonces, como veces, por esquivar a
ron a discutir sobre el compañera que no ha- locos, lanzamos silbidos un perro, vamos a dar
origen del mal. llamos un minuto de y nos retorcemos, tra- con el cazador; otras,
-El mal procede del sosiego, siempre pen- tando de morder a al- enloquecidos de páni-
hambre -declaró el sando en ella. “¿Habrá guien. En tales momen- co, corremos sin rum-
cuervo, que fue el pri- comido?”, nos pregun- tos, no se tiene piedad bo y caemos por un pre-
mero en abordar el tamos. “¿Tendrá bas- de nadie; mordería uno cipicio, donde nos es-
tema-. Cuando uno tante abrigo?” Y cuan- a su propio padre o a su pera la muerte. Dormi-
come hasta hartarse, se do se aleja un poco de propia madre; podría- mos preparados para
posa en una rama, graz- nuestro lado, nos sen- mos comernos a noso- echar a correr; siempre
na todo lo que le viene timos perdidos y nos tros mismos. El furor estamos alerta, siem-
en gana y las cosas se le tortura la idea de que acaba por perdernos. pre llenos de terror. No
antojan de color de un gavilán la haya des- Sin duda alguna, todo el hay modo de disfrutar
rosa. Pero, amigos, si pedazado o de que el mal viene de la ira. de un poco de tranqui-
durante días no se hombre la haya hecho El ciervo no fue de lidad. De ahí deduzco
prueba bocado, cambia prisionera. Empezamos este parecer. que el origen del mal
la situación y ya no pa- a buscarla por doquier, -No; no es de la ira está en el miedo.
rece tan divertida ni tan con loco afán; y a veces, ni del amor ni del ham- Finalmente intervi-
hermosa la naturaleza. corremos hacia la muer- bre de donde procede no el ermitaño y dijo lo
¡Qué desasosiego! te pereciendo entre las el mal, sino del miedo. siguiente:
¡Qué intranquilidad garras de las aves de Si fuera posible no sen- -No es el hambre, el
siente uno! Es imposi- rapiña o en las mallas tir miedo, todo marcha- amor, la ira ni el miedo,
ble tener un momento de una red. Y si la com- ría bien. Nuestras pa- la fuente de nuestros
de descanso. Y si vis- pañera desaparece, uno tas son ligeras para la males, sino nuestra
lumbro un buen peda- no come ni bebe; no carrera y nuestro cuer- propia naturaleza. Ella
zo de carne, me aba- hace más que buscarla po vigoroso. Podemos es la que engendra el
lanzo sobre él, ciega- y llorar. ¡Cuántos mue- defendernos de un ani- hambre, el amor, la ira
mente. Ni palos ni pie- ren así entre nosotros! mal pequeño con nues- y el miedo.