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El principio de las mulitas



                           VERSIÓN LIBRE  DE  CUENTO  DE RUDYARD  KIPLING



                                                                                                        a su madre:             bre.
                                                                                                           –¡Mamá! Hay ani-        –Eso no puede ser.
                                                                                                        males nuevos en el bos-  Todos los animales de-
                                                                                                        que. Esto no me gus-    ben tener un nombre.
                                                                                                        ta… El que decía que no     Le llamaremos ar-
                                                                                                        podía nadar ahora nada  madillo hasta que se-
                                                                                                        y los dos tienen unas   pamos algo más… será
                                                                                                        extrañas escamas. Creo  mejor que lo dejemos
                                                                                                        que se repartieron las  tranquilo.
                                                                                                        púas… ¿y por qué pue-      Y este fue el princi-
                                                                                                        den enroscarse? Los     pio de los armadillos,
                                                                                                        dos ruedan y giran.     que por aquí conoce-
                                                                                                           –Hijo, los erizos son  mos como mulitas.
                                                                                                        erizos y las tortugas son  El pequeño jaguar,
                                                                                                        tortugas. Y ambos son   por su parte, hizo todo
                                                                                                        lo que te dije…         lo que le indicó su
                                                                                                           –Pero el erizo y la  mamá.
                                                                                                        tortuga ahora son una      Especialmente lo de
                                                                                                        mezcla de ambos ani-    dejar tranquila a la
                                                                                                        males y no tienen nom-  mulita.









                                                                                                                      Las guerras seguirán
                                                                                                                     mientras el color de la
                                                                                                                      piel siga siendo más
           Existió hace mucho,  dentro de su capara-       –La verdad, que soy  intentar enroscarme…         importante que el de los ojos.
        pero mucho tiempo, un   zón.                    una tortuga, pero como  Aflójame un poco las
        erizo muy tozudo.          Confundido, el ja-   no me creía, pidió que  placas del caparazón a      BOB MARLEY
           Vivía a orillas del tur-  guar les pidió que le  me lanzara al agua para  ver si puedo hacerlo.
        bio Amazonas y se ali-  dijeran quién era quién.  estar seguro… Ahora se   Practicaron y prac-
        mentaba de caracoles,      El erizo y la tortuga,  lo irá a contar todo a su  ticaron, y después se
        almejas y otros anima-  en lugar de aclarar las  mamá…                  durmieron de puro ago-             La falta de reflexión es el
        litos que encontraba.   cosas, comenzaron a        La madre del jaguar  tamiento.                           camino hacia la muerte.
           Allí cerca vivía la len-  dar respuestas confu-  llegó y al ver el estado  Al día siguiente,
        ta pero sólida tortuga.  sas y contradictorias. El  de su hijo, preguntó  ambos se dieron cuen-     BUDA
        Ella comía lechugas y   jaguar, cada vez más    qué le había pasado. El  ta de que eran muy di-
        otras hierbitas. Y hasta  perplejo, repitió su pre-  jaguar le explicó que  ferentes a como eran
        aquí todo iba bien.     gunta y obtuvo más res-  había seguido sus con-  antes.
           Pero por entonces    puestas enredadas. Fi-  sejos pero que se había    –Bueno –dijo la tor-
        allá junto al turbio    nalmente, el jaguar     confundido al determi-  tuga– al menos dejare-
        Amazonas también vi-    tomó una decisión y     nar quién era el erizo y  mos al jaguar pasma-
        vía el peligroso jaguar,  asumió que el erizo era  quién la tortuga.    do.
        que normalmente co-     la tortuga y viceversa.    El erizo y la tortuga,  Y ambos se fueron a
        mía ciervos y monos. Si    Acto seguido, inten-  que escuchaban al otro  buscar al jaguar. Al ver-
        no los encontraba, co-  tó sacar al erizo del ca-  lado del río, dijeron es-  los, el félido se sorpren-
        mía ranas y escaraba-   parazón, pero éste se   pantados:               dió tanto que se cayó
        jos.                    enroscó más fuerte hi-     –¡Estamos perdi-     tres veces seguidas so-
           Pero cuando no po-   riendo al jaguar con sus  dos! Ni el más tonto de  bre su espalda.
        día comer nada de eso,  espinas y escapando al  los jaguares podría ol-    –Buenos días, ja-
        su madre siempre le     otro lado del río. El ja-  vidar unas instruccio-  guar, ¿qué tal está tu
        decía:                  guar se lamentó de su   nes tan claras… Qué     bondadosa mamá? –
           –Hijo, cuando andes  error y se acercó a la  pena que no sepas na-   saludaron.
        muy hambriento, come    tortuga, quien le ase-  dar, amigo erizo…          –Bien, bien… pero,
        erizos y tortugas. Eso  guró que era la verda-     –Y tú que no te pue-  ¿quiénes sois?
        sí, al erizo debes echar-  dera tortuga y que él la  das enroscar, amiga   –¿No nos recuer-
        lo al agua para que se  podía sacar de su capa-  tortuga… Me temo que   das? –preguntó el eri-
        desenrosque, y a la tor-  razón con sus garras.  vamos a tener proble-  zo. –Somos el terco eri-
        tuga debes sacarla del     Pero el jaguar, con-  mas.                   zo y la lenta pero segu-
        caparazón con tus ga-   fundido por todas las      –La tortuga se es-   ra tortuga.
        rras como una cucha-    respuestas ambiguas,    conde, el erizo se en-     –Pero… no tienes
        ra…                     decidió que ya no sabía  rosca…– Iba diciendo el  púas, y a buen seguro
           Esto lo escuchó de-  quién era quién y le or-  jaguar mientras se qui-  que ayer las tenías.
        cir de su madre el ja-  denó a la tortuga que   taba las púas de la pata.  ¡Aún me duele! ¿Y dón-
        guar muchas veces.      saltara al río para pro-   –Amiga tortuga,      de está el caparazón de
           El hambriento ja-    bar su veracidad. La    debo aprender a na-     la tortuga?
        guar, un día cercano al  valiente tortuga obede-  dar– dijo el erizo.      Los dos animales se
        turbio Amazonas, se     ció y nadó hasta la otra   Y ayudado por la tor-  enroscaron y se acer-
        topó con el obstinado   orilla, donde encontró  tuga, comenzó a patear  caron rodando hasta el
        erizo y la tortuga bajo  al erizo tozudo.       en el turbio Amazonas.  jaguar.
        un árbol. Al acercarse,    –Vaya, ¿qué le dijis-   –¡Excelente! –excla-    –Pues somos noso-
        el erizo se enroscó y la  te al jaguar para esca-  mó la tortuga. ¡El ja-  tros.
        tortuga, siguiendo su   par?– preguntó su ami-  guar se va a quedar        El jaguar, totalmen-
        instinto, se escondió   go.                     pasmado! Y yo debo      te confundido, fue a ver
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