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                                                                  Viernes 17 de Marzo de 2023
                         La manta mágica



                 ADAPTACIÓN LIBRE DE CUENTO INFANTIL DE EVA MARÍA RODRÍGUEZ












                                                                                                                       Cuando pierdas,

                                                                                                                    no pierdas la lección.
                                                                                                            DALAI LAMA




                                                                                                                      Solo viven aquellos
                                                                                                                           que luchan.

                                                                                                            VÍCTOR HUGO




                                                                                                        ta dijo con voz firme:  abuela-. ¡Dichosa man-
                                                                                                           -Elisa, ya puedes sa-  ta! Seguro que te en-
                                                                                                        lir de debajo de la cama.  tretuviste jugando con
                                                                                                           -¿Cómo sabías que    ella y no te diste cuen-
                                                                                                        estaba ahí metida,      ta de que no debías
                                                                                                        abuelita? -preguntó la  abrir la puerta.
                                                                                                        niña, sorprendida.         -Lo siento, abuelita.
           Elisa era un niña di-   -¿Y si es la abuela la  que cuando oyó tocar a  do ya y te va a descu-
                                                                                                           -Porque yo hubiera   Ya he aprendido la lec-
        vertida y alegre que    que llama a la puerta? -  la puerta se olvidó de  brir.
        pasaba mucho tiempo     preguntó Elisa.         que no debía atender,      El lobo empezó a dar  hecho lo mismo que tú  ción. A partir de ahora
                                                                                                        hija mía -explicó-. Se-  estaré más atenta y
        jugando en el jardín de    -La abuela tiene lla-  y se dirigió decidida a  vueltas sin sentido, sin
        su casa. Un día se dis-  ves, hija -respondió su  abrir.                saber dónde meterse.    guro que has pasado     pensaré antes de hacer
                                                                                                        mucho miedo.            las cosas.
        trajo y se le hizo tarde.  mamá-. Si alguien lla-  ¿Qué ocurrió cuan-   Al final, decidió meter-
                                                                                                           -Bueno, no tanto -      Desde entonces, Eli-
        No se dio cuenta de que  ma y te dice que es tu  do abrió? Pues lo típi-  se debajo de la cama.
        empezaba a hacer frío   abuela no le creas y no  co: el lobo malo que      ¡Oh, no! ¡Debajo de  dijo la niña con cara de  sa tiene siempre cerca
                                                                                                        valiente -. Esta manta  la manta de su abuela,
        y se enfermó. Su mamá   abras. La abuela no tar-  merodea las casas de  la cama estaba…. Elisa!
        decidió llevarla a casa  dará en venir.         las abuelitas cuando    Cuando la niña sintió   que he encontrado y     pero no ha vuelto a
        de la abuelita para que    La mamá de Elisa se  tienen a sus nietas en  que se metía el lobo    que te hace invisible me  abrir la puerta a nadie
                                                                                                        ha ayudado.             y presta atención a
        la cuidara mientras se  marchó y la pequeña se  casa estaba allí. Elisa no  dentro se puso a tem-
        recuperaba.             quedó en aquella casa   lo podía creer. Afortu-  blar de miedo. Enton-     -¡Ay, la manta, la   todo lo que le dicen,
                                                                                                        manta! -exclamó la      por si acaso.
           A Elisa le encantaba  que tanto le gustaba.  nadamente, se le había  ces recordó que no la
        ir a casa de su abuela  Se echó en el sofá y    olvidado quitarse la    podía ver porque lleva-
        porque siempre le con-  tomó uno de los libros  manta y el lobo no po-  ba puesta la manta
        taba historias maravi-  que tenía allí su abuela  día verla, así que se fue  mágica, así que esperó
        llosas de cuando era    para ella.              retirando poco a poco,  hasta que su abuela
        joven. La abuelita de      De repente encon-    sin hacer ruido, para   entrara. La niña recor-
        Elisa, Isabel, era un au-  tró algo muy curioso  que no la oyera, hasta  dó que la puerta se ha-
        téntica aventurera.     junto a ella, sobre el  que consiguió llegar al  bía quedado abierta,
           Cuando Elisa y su    sofá. Era una manta     dormitorio y se metió   así que supo que la
        mamá llegaron a casa    que nunca antes había   debajo de la cama, sin  abuela sospecharía
        de Isabel se encontra-  visto. Se la puso enci-  quitarse la manta.     algo en cuanto la viera.
        ron con la puerta abier-  ma de las piernas y…     El lobo empezó a     Era una auténtica aven-
        ta, pero no había na-      -Ah! -gritó-. ¡Mis   buscar. Abrió todas las  turera, seguro que es-
        die. Encima de la mesa  piernas! ¿Dónde están   puertas y miró dentro   taba preparada.
        la abuelita había deja-  mis piernas?           de todos los armarios.     Cuando Elisa sintió
        do una nota para la        Sin saber muy bien   Incluso revisó los cajo-  los pasos de Isabel len-
        mamá de Elisa:          lo que hacía, quitó la  nes. Aunque la verdad   tos y pausados, se ima-
           “Enseguida vuelvo.   manta que ya no se      es que fue algo un poco  ginó que estaba al ace-
        Si tienes que marchar-  veía, y las piernas apa-  extraño ¿Quién se iba a  cho, como en sus aven-
        te, deja a la niña tran-  recieron de nuevo.    meter en un cajón?      turas. Cuando la notó
        quila en el sofá y cierra  -¡Es una manta má-      Justo cuando entra-  más cerca, le dio un
        la puerta. Pero dile a la  gica! ¡Cuando te la po-  ba en el dormitorio, al  pellizcón al lobo donde
        niña que no le abra la  nes te haces invisible!  lobo le sonó el celular.  más duele. La sorpresa
        puerta a nadie, que yo     Estaba muy emocio-   Claro, porque los lobos  y el dolor hicieron que
        abro con mis llaves”.   nada jugando a escon-   también se adaptan a    el lobo pegara un grito
           La madre de Elisa te-  derse con aquella man-  los nuevos tiempos. La  y saliera como loco de
        nía unas cosas urgentes  ta tan increíble que ha-  llamada era de su cóm-  su escondite. En cuan-
        que hacer, así que dejó  cía que si se metía de-  plice, una loba a la que  to salió, la abuela le
        a la niña en casa de Isa-  bajo desapareciera   habían apaleado casi    pegó un golpe tan fuer-
        bel y se marchó. Pero   completamente sin que   tantas veces como a él  te con un palo que el
        antes se aseguró de que  nadie le viera ni un   de lo mala que era.     pobre lobo salió medio
        Elisa hubiera entendido  pelo. ¡Era alucinante!    -¡Sal de ahí!- le avi-  atontado de allí.
        que no podía abrir la      Tan entretenida es-  só la loba por teléfono-   Cuando había pasa-
        puerta a nadie.         taba Elisa con su manta  . La abuela está llegan-  do el peligro, la abueli-
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