La vida y trayectoria de Eduardo Osinaga Pradere, hijo dilecto de Tarariras, son ejemplo de tesón, entrega y dedicación. Desde una infancia rural marcada por la flexibilidad y el descubrimiento de la biología, hasta su formación en Medicina y su desarrollo científico en Francia, Osinaga supo transformar las dificultades en oportunidades. Su historia está atravesada por la resiliencia: un grave accidente en la adolescencia lo acercó aún más al ámbito médico y le enseñó a valorar la actitud y la capacidad de adaptación como claves para la vida. Hoy es reconocido por su compromiso y por haber demostrado que la inteligencia es importante, pero la actitud y la capacidad de cambiar con los tiempos son decisivas.
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