En Tarariras, la designación de Nory Tourn Torres como suplente de la alcaldesa Marisel María Saporiti revela la continuidad de una línea política claramente definida: una militancia blanca heredada de su padre y de su abuelo Cirilo Tourn, quien, según relata, defendió sus ideas herreristas incluso a punta de revólver en la convulsionada historia partidaria del país.
Aunque confiesa que siempre le atrajo la política, reconoce que carece de formación técnica y se muestra dispuesta a capacitarse para ejercer de forma responsable. Tourn asume sin rodeos que para avanzar en la gestión municipal se necesita algo más que principios: hay que saber jugar el juego político, ser flexible y negociar apoyos, aun cuando eso implique respaldar decisiones que no siempre coinciden con sus convicciones. Su mirada, profundamente conservadora y anclada en el nacionalismo rural, combina la defensa de la ética y la honestidad con la certeza de que la política real exige acuerdos y concesiones.