Gabriel Kurtzemann, comerciante de Florida, cuenta en su local con un abecedario de la Lengua de Señas Uruguaya (LSU), experiencia que recogió diario Cambios. “Es algo que venía pensando hace tiempo”, explicó, “es una herramienta tanto para el comerciante como para la persona con discapacidad auditiva que llega”.
Invita a otros negocios floridenses a implementar esta iniciativa. El alfabeto dactilológico de LSU se ha replicado en varios espacios públicos de la ciudad.-