Page 17 - Semanario-07-02-25.pmd
P. 17
La flor encantada
VERSIÓN LIBRE DE CUENTO POPULAR DE CHILE
Y he aquí que en la verde y alto.
mañana del cuarto día se ¡Era la flor encanta-
oyó un débil canto que el da! Su delicioso perfume
niño reconoció en segui- se expandió por la sala.
da. El niño lo aspiró y, al ins-
La ventana se abrió tante, el color volvió a su
por si sola, como por en- rostro, el brillo a sus ojos
cantamiento, para dar y la sonrisa a sus labios:
paso al pájaro de oro. ¡Se había curado!
Este se posó en la cama Y fue de esta manera
de Ángel y depositó en cómo la felicidad, vestida
ella una flor blanca y lu- de sol, y la alegría, ador-
minosa como el lucero nada de flores silvestres,
del alba. Luego levantó volvieron de nuevo a
el vuelo hacia el roble aquel hogar...
El destino es una palabra
que usamos para ver en
retrospectiva elecciones
Hace mucho, mucho les amigos de sus corre- a Ángel con esa ternura los de los cuentos, que con dramáticas consecuencias.
tiempo, vivía en un leja- rías por los bosques veci- propia de los pájaros y, vino a llamar a la verja
no valle tendido al pie de nos. volando fue a posarse en de la casa. Solicitó que J. K. Rowling
una inmensa montaña Sucedió que una ma- un roble verde y alto que le dejaran descansar un
azul un hermoso niño ñana de inviemo el cam- había frente a la ventana. instante de sus fatigas y
con su padre, un hacen- po amaneció todo cu- Desde entonces, to- le dieran con que saciar
dado muy rico, y su ma- bierto de nieve. El sol es- das las mañanas el pája- su sed. La verdadera amistad
dre, una señora bella y taba oculto entre espe- ro de oro, porque este Le ofrecieron un vaso
piadosa. sas nubes grises. Los ár- era un verdadero pájaro de leche recién ordeña- es como la fosforescencia,
Numeroso ganado boles, sin frondas y sin de oro, entonaba los da, y cuando lo hubo to- resplandece mejor cuando todo
pacía dulcemente en la cantos, permanecían cantos más melodiosos mado, levantó lenta- ha oscurecido.
gran heredad; aves de como adormilados. Solo para alegrar el corazón mente la cabeza y dijo:
todas las especies y de el viento, que nunca des- de su amiguito. —Adivino en vuestros Rabindranath Tagore
los colores más raros cansa, jugaba traviesa- Cuando el pequeño se semblantes una gran
paseaban airosas en mente con las hojas sentaba a la sombra del pena.
amplios corrales al abri- marchitas. árbol el pájaro bajaba y Y sin esperar respues-
go del viento y la lluvia. Acostumbrado a ma- se acurrucaba en sus ta, se dirigió hacia el
La casa, construida de drugar, Ángel aquel día manos como en un nido. dormitorio del niño. Án-
blanca y luciente piedra, salió a corretear por el Pero una mañana, gel se había dormido
se ocultaba entre fron- valle. fea como un sueño malo, profundamente.
dosas arboledas rodea- Se revolcaba en la el niño no se levantó de Lo acarició, le tomó
da de cristalinas fuentes nieve, sacudía los arbo- su cama. el pulso; luego se alisó la
y floridos jardines. En les. Y cuando iba a inter- Estaba triste, tenía espesa barba y dijo como
ella la vida de sus mora- narse en el recodo de un fiebre y el semblante si hablara consigo mis-
dores transcurría pla- camino divisó con asom- muy pálido. ¡Él, que era mo: L S O D I G I L F A H
centera y feliz. bro a un precioso pájaro tan jovial! —Más allá del ancho E T E R N U R A C A H
Pero el verdadero re- dorado. El pobre anima- Sus padres se alarma- mar azul, muy lejos, exis-
gocijo de la casa era el lito estaba entumecido ron mucho. Lo colmaron te una pequeña isla. En G G M N R O N E C O F
niño, que tenía un nom- de frío y hacía vanos es- de caricias, le prodiga- ella crece la flor encan- S S M E C D E E O D R
bre sencillo y admirable: fuerzos por levantar ron todos sus cuidados, tada cuyo perfume cura A U U A N A N N O A O
se llamaba Ángel. Su ca- vuelo. pero el niño seguía sin- todas las enfermedades
rita, de tez rosada, era Miró al niño como di- tiéndose muy mal. y devuelve la felicidad a I M S Z E D N R D D N
fresca y lozana como el ciéndole: —¡Protége- Fue así como la tris- todos los corazones. R S G O A N E T I N D
musgo en las mañanas me!... teza, con su vestido de Pero, ¡ay!, está tan le- E A O D Z J E C A E O
de primavera, y el cabe- Ángel, sin vacilar un sombra, penetró en la jos... Solo con un gran
R T O S A R E M O D S
llo, ensortijado, abun- solo instante, lo tomó en casa en la que antes ha- esfuerzo podría conse-
dante y rubio como el sol sus manos y trató de ca- bía reinado la felicidad guirse. R N N S O M E R I A A
del domingo. lentarlo en su pecho. vestida de sol. Y sin más, se despidió O A N A U I A U H H S
En sus ojos claros, El temor de que se le Vinieron los médicos de los amos de la casa y
cuando miraba, se sen- muriera hizo que lo lle- más famosos; recetaron se alejó entre los árbo- C E O T L J D V F O C
tía la presencia de la vara a su casa, donde lo los medicamentos más les del camino. MR N M A B I O I S B
piedad, la ternura y la colocó cuidadosamente raros. El pájaro estaba aler- I E I P P I M I L V E
gracia de los niños bue- cerca de la chimenea Pero el niño no mejo- ta. Oyó las palabras del C H I O D O C E R E L
nos. que ardía en la lujosa raba. El dolor de los afli- anciano y quedó silen-
Criado en la libre so- sala. gidos padres era cada cioso. De pronto, como C E D P I A D O S A M
ledad del campo, sabía Poco a poco, al calor vez mayor. por inspiración divina,
de memoria todas las del fuego, el pájaro se No obstante siempre sacudió sus alas, se las
especies de flores, el co- fue desentumeciendo. hay esperanza para los peinó y levantando el
lor de todas las maripo- Momentos más tarde, niños buenos y la natu- vuelo, se perdió en el es-
sas y por sus cantos dis- ya picoteaba migajas de raleza envió su mensaje- pacio lleno de sol.
tinguía graciosamente pan en las manos del ro. Era un viejo de bar- Pasaron así tres lar-
el nombre de todos los niño. Y cuando hubo re- ba larga, blanca y lucien- gos días con sus largas
pájaros, que eran los fie- cobrado sus fuerzas, miró te como la de los abue- noches.