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La flor encantada


                       VERSIÓN LIBRE  DE  CUENTO  POPULAR DE CHILE



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                                                                                                        mañana del cuarto día se   ¡Era la flor encanta-
                                                                                                        oyó un débil canto que el  da! Su delicioso perfume
                                                                                                        niño reconoció en segui-  se expandió por la sala.
                                                                                                        da.                     El niño lo aspiró y, al ins-
                                                                                                           La ventana se abrió  tante, el color volvió a su
                                                                                                        por si sola, como por en-  rostro, el brillo a sus ojos
                                                                                                        cantamiento, para dar   y la sonrisa a sus labios:
                                                                                                        paso al pájaro de oro.     ¡Se había curado!
                                                                                                        Este se posó en la cama    Y fue de esta manera
                                                                                                        de Ángel y depositó en  cómo la felicidad, vestida
                                                                                                        ella una flor blanca y lu-  de sol, y la alegría, ador-
                                                                                                        minosa como el lucero   nada de flores silvestres,
                                                                                                        del alba. Luego levantó  volvieron de nuevo a
                                                                                                        el vuelo hacia el roble  aquel hogar...









                                                                                                                            El destino es una palabra
                                                                                                                 que usamos para ver en
                                                                                                                 retrospectiva elecciones
           Hace mucho, mucho    les amigos de sus corre-  a Ángel con esa ternura  los de los cuentos, que    con dramáticas consecuencias.
        tiempo, vivía en un leja-  rías por los bosques veci-  propia de los pájaros y,  vino a llamar a la verja
        no valle tendido al pie de  nos.                volando fue a posarse en  de la casa. Solicitó que              J. K. Rowling
        una inmensa montaña        Sucedió que una ma-  un roble verde y alto que  le dejaran descansar un
        azul un hermoso niño    ñana de inviemo el cam-  había frente a la ventana.  instante de sus fatigas y
        con su padre, un hacen-  po amaneció todo cu-      Desde entonces, to-  le dieran con que saciar
        dado muy rico, y su ma-  bierto de nieve. El sol es-  das las mañanas el pája-  su sed.                        La verdadera amistad
        dre, una señora bella y  taba oculto entre espe-  ro de oro, porque este   Le ofrecieron un vaso
        piadosa.                sas nubes grises. Los ár-  era un verdadero pájaro  de leche recién ordeña-       es como la fosforescencia,
           Numeroso ganado      boles, sin frondas y sin  de oro, entonaba los  da, y cuando lo hubo to-    resplandece mejor cuando todo
        pacía dulcemente en la  cantos, permanecían     cantos más melodiosos   mado, levantó lenta-                   ha oscurecido.
        gran heredad; aves de   como adormilados. Solo  para alegrar el corazón  mente la cabeza y dijo:
        todas las especies y de  el viento, que nunca des-  de su amiguito.        —Adivino en vuestros           Rabindranath Tagore
        los colores más raros   cansa, jugaba traviesa-    Cuando el pequeño se  semblantes una gran
        paseaban airosas en     mente con las hojas     sentaba a la sombra del  pena.
        amplios corrales al abri-  marchitas.           árbol el pájaro bajaba y   Y sin esperar respues-
        go del viento y la lluvia.  Acostumbrado a ma-  se acurrucaba en sus    ta, se dirigió hacia el
        La casa, construida de  drugar, Ángel aquel día  manos como en un nido.  dormitorio del niño. Án-
        blanca y luciente piedra,  salió a corretear por el  Pero una mañana,   gel se había dormido
        se ocultaba entre fron-  valle.                 fea como un sueño malo,  profundamente.
        dosas arboledas rodea-     Se revolcaba en la   el niño no se levantó de   Lo acarició, le tomó
        da de cristalinas fuentes  nieve, sacudía los arbo-  su cama.           el pulso; luego se alisó la
        y floridos jardines. En  les. Y cuando iba a inter-  Estaba triste, tenía  espesa barba y dijo como
        ella la vida de sus mora-  narse en el recodo de un  fiebre y el semblante  si hablara consigo mis-
        dores transcurría pla-  camino divisó con asom-  muy pálido. ¡Él, que era  mo:                    L  S    O   D   I   G    I   L   F   A  H
        centera y feliz.        bro a un precioso pájaro  tan jovial!              —Más allá del ancho    E   T   E   R   N   U   R    A   C   A  H
           Pero el verdadero re-  dorado. El pobre anima-  Sus padres se alarma-  mar azul, muy lejos, exis-
        gocijo de la casa era el  lito estaba entumecido  ron mucho. Lo colmaron  te una pequeña isla. En  G  G  M    N   R   O   N    E   C  O    F
        niño, que tenía un nom-  de frío y hacía vanos es-  de caricias, le prodiga-  ella crece la flor encan-  S  S  M  E  C  D  E   E   O   D   R
        bre sencillo y admirable:  fuerzos por levantar  ron todos sus cuidados,  tada cuyo perfume cura  A  U    U   A   N   A   N    N   O   A  O
        se llamaba Ángel. Su ca-  vuelo.                pero el niño seguía sin-  todas las enfermedades
        rita, de tez rosada, era   Miró al niño como di-  tiéndose muy mal.     y devuelve la felicidad a  I  M   S   Z   E   D   N    R   D   D  N
        fresca y lozana como el  ciéndole: —¡Protége-      Fue así como la tris-  todos los corazones.    R  S    G   O   A   N   E    T   I   N  D
        musgo en las mañanas    me!...                  teza, con su vestido de  Pero, ¡ay!, está tan le-  E  A   O   D   Z   J   E    C   A   E  O
        de primavera, y el cabe-   Ángel, sin vacilar un  sombra, penetró en la  jos... Solo con un gran
                                                                                                          R   T   O   S   A   R   E   M    O   D   S
        llo, ensortijado, abun-  solo instante, lo tomó en  casa en la que antes ha-  esfuerzo podría conse-
        dante y rubio como el sol  sus manos y trató de ca-  bía reinado la felicidad  guirse.            R  N    N   S   O   M   E    R   I   A  A
        del domingo.            lentarlo en su pecho.   vestida de sol.            Y sin más, se despidió  O  A   N   A   U   I   A    U   H  H    S
           En sus ojos claros,     El temor de que se le   Vinieron los médicos  de los amos de la casa y
        cuando miraba, se sen-  muriera hizo que lo lle-  más famosos; recetaron  se alejó entre los árbo-  C  E  O   T   L   J   D    V   F  O   C
        tía la presencia de la  vara a su casa, donde lo  los medicamentos más  les del camino.           MR      N   M   A   B    I   O   I   S  B
        piedad, la ternura y la  colocó cuidadosamente  raros.                     El pájaro estaba aler-  I  E   I   P   P   I   M    I   L   V   E
        gracia de los niños bue-  cerca de la chimenea     Pero el niño no mejo-  ta. Oyó las palabras del  C  H  I   O   D   O   C    E   R   E   L
        nos.                    que ardía en la lujosa  raba. El dolor de los afli-  anciano y quedó silen-
           Criado en la libre so-  sala.                gidos padres era cada   cioso. De pronto, como    C  E    D   P   I   A   D    O   S   A  M
        ledad del campo, sabía     Poco a poco, al calor  vez mayor.            por inspiración divina,
        de memoria todas las    del fuego, el pájaro se    No obstante siempre  sacudió sus alas, se las
        especies de flores, el co-  fue desentumeciendo.  hay esperanza para los  peinó y levantando el
        lor de todas las maripo-  Momentos más tarde,   niños buenos y la natu-  vuelo, se perdió en el es-
        sas y por sus cantos dis-  ya picoteaba migajas de  raleza envió su mensaje-  pacio lleno de sol.
        tinguía graciosamente   pan en las manos del    ro. Era  un viejo de bar-  Pasaron así tres lar-
        el nombre de todos los  niño. Y cuando hubo re-  ba larga, blanca y lucien-  gos días con sus largas
        pájaros, que eran los fie-  cobrado sus fuerzas, miró  te como la de los abue-  noches.
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