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Juan el bueno


           VERSIÓN ORIGINAL DE CUENTO INSPIRADO EN HANS CHRISTIAN  ANDERSEN



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                                                                                                        viral. Lo entrevistaron en  pasar música y dejar el
                                                                                                        la radio.               predio limpio.
                                                                                                           —¿Cuál es el secreto    Juan 2.0 resulta un
                                                                                                        de tu éxito? —le pregun-  gran éxito y lo vienen a
                                                                                                        tó un periodista.       consultar de distintas
                                                                                                           —No lo sé... creo que  partes del país y muchos
                                                                                                        siempre hice las cosas  lo invitan a hacer las pri-
                                                                                                        mal, hasta que alguien me  meras ferias de inter-
                                                                                                        explicó cómo hacerlas   cambio en el pueblo, por
                                                                                                        bien. Y después... las hice  lo que Juan recorre mu-
                                                                                                        con ganas.              chos lugares con invita-
                                                                                                           Matilde sonrió desde  ciones que hasta lo con-
                                                                                                        el fondo del estudio.   vidan a quedarse de no-
                                                                                                           La madre de Juan no  che en alguna casa de fa-
                                                                                                        entendía el trabajo de su  milia y en cada jornada
                                                                                                        hijo, él solo pretendía  hace una buena recauda-
                                                                                                        que llegara fin de mes  ción.
                                                                                                        para entregarle a su ma-   Todos conocen ahora a
                                                                                                        dre lo que había ganado.  Juan, ya no como  Juan
                                                                                                           Viendo en la casa de  nomás sino como El bue-
                                                                                                        Matilde un video de Sue-  no de Juan, el que recorrió
                                                                                                        cia, entendió que allí las  mucho y a su vez reúne a
                                                                                                        ferias del baúl son un su-  sus vecinos con historias
                                                                                                        ceso, entonces le pidió  aprendidas en sus viajes,
           Juan vivía con su ma-  sostuvo en la mano como  jiste ayer.          juro que un día vas a te-  que diseñara la app Juan  además de ganar un sala-
        dre, Alicia, en una casa  un trofeo, y emprendió el  La madre se llevó la  ner suerte, Juan. No sé  2.0.                rio digno, hace algo más
        sencilla de techos de   regreso caminando.      mano al corazón.        cómo, pero algo bueno      Antes del lanzamiento  felices a algunas personas
        chapa, en las afueras de   Pero cuando pasó por    —¡Juan! ¡Las empana-  vas a hacer con ese co-  consigue un terreno por  mayores.
        la ciudad.              un descampado, una rá-  das no se guardan en el  razón que tenés.       semana en cada barrio y    Cuando arma la feria
           Tenía dieciocho años,  faga de viento lo sorpren-  bolsillo! ¡Para eso están  Al día siguiente, sin  hace conocer la aplica-  ya tiene banderines, glo-
        una sonrisa honesta y   dió. El billete voló como  las manos o una bolsita!  buscar trabajo, Juan vio  ción igual que la primera,  bos y cometas; participan
        una mirada un poco dis-  mariposa.                 —Ah... cierto. Bueno.  a una señora mayor in-  pegando carteles en las  artesanos que le piden un
        traída. Su madre, que ha-  —¡No, no, no! ¡Volvé,  Voy aprendiendo, má.  tentando cruzar la aveni-  columnas de las calles.  espacio y a cambio siem-
        bía trabajado toda la   plata! —corrió tras el     Al otro día, una seño-  da con dos bolsas pesa-  A través de su aplica-  pre dejan una bolsa con
        vida en casas de familia,  billete, pero fue inútil. Se  ra mayor le pidió que  das. Se acercó enseguida.  ción logra que la gente  la colecta para Juan.
        ya no sabía cómo hacer  fue por la zanja.       paseara sus perros por el  —¿Le ayudo?          vaya a abrir los baúles de  Al fin la madre de Juan
        para que su hijo reaccio-  Al llegar a casa, su  parque.                   —Ay, por favor. Estoy  sus autos con lo que ya no  se sintió feliz al ver que
        nara.                   madre lo esperaba ansio-   —Son tranquilos —le  con las piernas mal.    le sirve y para ingresar la  su hijo era un buen vecino
           Una mañana, mien-    sa.                     dijo—. No tiran, sólo ca-  Juan la tomó del bra-  condición es que todo se  y excelente comerciante.
        tras tomaban mate con      —¿Y? ¿Conseguiste    minan.                  zo, le llevó las bolsas  venda a bajo costo o por  Y así, Juan, sin haberlo
        pan casero, la madre lo  algo?                     Cuando terminó, la   hasta su casa, y se que-  canje.                planeado, termina ayudan-
        miró con seriedad.         —Sí, trabajé. Pero se  señora le sonrió.     dó charlando. La señora    Él cobra una entrada  do a miles de personas…
           —Juan... ya estás    me voló el sueldo.         —No tengo cambio,    se llamaba Matilde y vi-  por organizar el lugar,  con su estilo, claro.-
        grande. No te digo que     —¿¡Cómo que se te    pero tomá: este perrito de  vía sola.
        seas ingeniero, pero por  voló!?                peluche era de mi nieto.   —¿Cómo te llamás,
        lo menos salí a buscar un  —Lo traía en la mano,  Ya no lo usa. Está nuevo.  muchacho?
        trabajo. Algo. Lo que sea.  má. Como si fuera una  Juan lo aceptó con      —Juan. Juan nomás.
           —¿Algo como qué,     flor.                   cariño. Recordó el desas-  Ella rió con ternura.
        má?                        Ella se agarró la ca-  tre con las empanadas y  Juan le contó de sus
           —Como lo que apa-    beza.                   decidió llevarlo todo el  trabajos, sus fracasos,
        rezca. Hoy mismo. Y que    —¡Pero Juan! ¡Los bi-  camino en la mano. Lo  sus empanadas y su pe-
        no sea nada raro, ¿eh?  lletes van en el bolsillo,  sostuvo con cuidado,  luche.
           Juan, animado por la  criatura!              como si fuera de verdad.   —Te aseguro que
        confianza materna, se      —Ah. Eso no lo sabía.   Pero al subir al óm-  hace mucho que no me
        puso su mejor buzo —el  Para la próxima ya sé.  nibus, no pudo sacar el  reía así.                A   S   A   D   A   N   A   P   M    E  C
        que no tenía agujeros—                          boleto de su mochila.      —Tengo una idea —      O   R   E   U   E   D    L   I   T   A M
        y salió a la calle con su  Al día siguiente, con-  —Señor, ¿va a pagar?  dijo Matilde—. Yo soy di-
        mochila y el celular des-  siguió trabajo lavando  —le dijo el chofer.  señadora de software re-  O   J   A   B   A   R    T  S    D   A  N
        cargado.                autos en un estaciona-     —Sí, sí... pero tengo el  tirada. Me aburría mu-  I  F  N  A   B   R   A   H    T   E  O
           Caminando por el     miento.                 peluche en la mano.     cho, pero ahora que te
        centro, vio a un comer-    El dueño le dijo:       —¿Y? ¿No sabe usar   escucho... ¿y si hacemos  O   N   A   N   L   N   E    I   A   I   I
        ciante descargando pa-     —Mirá, no tengo para  los codos?             algo juntos?              I   A   A   T   M   I   S   R    A   F  N
        quetes de una camione-  pagarte, pero te doy unas  —Yo prefiero no em-     —¿Juntos? ¿Cómo
        ta.                     empanadas buenísimas.   pujar, señor.           qué?                      B   A   S   U   S   L   H   S    A  M O
           —¡Buen día, señor!   ¿Querés?                   —Baje, joven. No está   —Una app. Una apli-    M   A   L   E   O   E   U   C    U   I   I
        ¿Precisa ayuda?            —Sí, claro. Me encan-  para viajar.          cación para que la gente
           —¿Y vos quién sos?   tan las empanadas. ¿De     Y así, Juan bajó, con  se ayude, sin esperar   A   O   E   B   T   B   N    L   O   S  C
           —Soy Juan. Juan...   qué son?                su perrito de peluche en  siempre dinero a cam-   C   C   H   H   I   E   U   O    A  M A
        nomás. No tengo currícu-   —Algunas de carne y  brazos, y caminó los diez  bio. Algo como vos, pero
        lum, pero tengo brazos y  otras de jamón y queso.  kilómetros a casa.   digital.                  R   N   R   N   C   C   U   N    H   O  C
        no cobro caro.             Juan las aceptó con     Su madre lo recibió     —¿Se puede eso?        E   I   M   A   I   U   A   Q    R   O   I
           —Bueno, andá bajan-  gusto. Recordando el    con una mirada resigna-    —Con un poco de ma-    T   O   M   R   E   Z    L  O    A   A  L
        do esas cajas. Te doy qui-  consejo de su madre, las  da.               gia y mucha paciencia,
        nientos si terminás en  metió directamente en el   —¿Qué hiciste ahora,  sí.                      N   P   R   N   A   U    J  E    F   P  P
        tres horas.             bolsillo del buzo. Tres  Juan?                     Meses después, lan-    I   U   A   I   C   I    L  A    P   C  A
           Juan trabajó fuerte.  por lado.                 —Esta vez no rompí   zaron la app “Elsobrino”,
        Sudó, se golpeó el dedo    Al llegar, su madre lo  nada. Pero el ómnibus no  donde personas ofrecían  C  A  D  I  A   R    T  S    I   D  L
        chico del pie y se tropezó  miró con los ojos entre-  me quiso por culpa del  favores simples: acom-
        dos veces, pero no se   cerrados.               perro.                  pañar a un anciano al
        quejó.                     —¿Qué es ese olor?      —¡Pero si es de pelu-  médico, leer cuentos a
           Al terminar, el hom-    —Empanadas. Me pa-   che!                    niños, regar plantas, ali-
        bre le dio un billete arru-  garon con comida.     —Sí, pero se parece  mentar mascotas. A cam-
        gado.                      —¿Y por qué tenés el  mucho a uno de verdad...  bio, podían recibir agra-
           —Buen trabajo, mu-   pecho todo manchado?       Ella lo abrazó con un  decimientos, recomenda-
        chacho.                    —Las guardé bien, en  suspiro.               ciones... o una empana-
           Juan lo miró feliz, lo  el bolsillo, como me di-  —Alicia le dijo: Te  da caliente.
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