Comenzaba el pasado miércoles el velatorio del papa Francisco en la Basílica de San Pedro, adonde llegaban delegaciones de todo el mundo para despedir al primer pontífice latinoamericano jesuita. Jorge Mario Bergoglio falleció el lunes 21 en el Vaticano, a los 88 años, tras una vida dedicada al servicio, la justicia social y el diálogo. Fue elegido en 2013; el suyo fue un pontificado centrado en los pobres, el cuidado del ambiente, la reforma interna y la lucha contra los abusos. Mostró su opción por una Iglesia humilde y comprometida.
Cultivó un fuerte espíritu ecuménico, visitó en 2015 el Templo Valdense de Turín y promovió siempre la unidad entre credos. Impulsó reformas para erradicar la corrupción y reconoció los crímenes cometidos por clérigos en todo el mundo.
Su legado trasciende lo religioso: fue un referente moral y un líder respetado por su compromiso con la paz, los derechos humanos y la fraternidad entre los pueblos. Un saludo de cercanía y solidaridad con el pueblo católico, en estos días en que despide en la esperanza de la vida plena a quien fuera su líder por más de una década. Recordamos con gratitud su testimonio cristiano, su compromiso con los más vulnerables y su impulso al diálogo y la paz.