Oriana, una bebé de 3 meses, falleció el 18 de junio en una pensión en Tarariras, sola, sin que nadie la asistiera. Nació en el Hospital de Rosario con complicaciones congénitas derivadas del consumo de drogas y sífilis transmitidas por su madre durante el embarazo, antecedentes que según las fuentes consultadas no habrían sido informados a la Justicia por el centro de salud.
Fue derivada a hospitales de San José y Colonia debido a lo que han denunciado como falta de cuidados parentales. Durante su internación, personal de enfermería denunció ante la Justicia que si la bebé era devuelta a sus padres podría morir. Sin embargo, un juez ordenó que quedara bajo custodia provisoria de su padre, un joven con antecedentes penales y de adicciones, y de una tía de 19 años.
Según el vicepresidente del INAU hubo fallas graves de coordinación entre el Instituto, ASSE y el Poder Judicial. Admitió además omisiones en el seguimiento posterior a la resolución de la tenencia, así como errores técnicos y metodológicos en la valoración realizada por la funcionaria responsable. Afirmó que la investigación interna permitirá establecer responsabilidades y determinar qué acciones no se ejecutaron para garantizar la protección de la niña.
Fiscalía investiga la causa del fallecimiento.
Esta muerte expone una vez más, deficiencias estructurales en la protección de niños y adolescentes en situaciones de alto riesgo y plantea interrogantes sobre la articulación efectiva entre los organismos encargados de resguardar su bienestar. Cuestiona gravemente la acción de Uruguay en tanto estado parte de la Convención de los Derechos del Niño y de legislación que busca que vivan y se desarrollen con dignidad.
En edición impresa estadísticas de mortalidad infantil en Uruguay.