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                                                                Jueves 24 de Setiembre de 2020




                             ADAPTACIÓN DE ANTIGUA  LEYENDA DEL  PERÚ














                                                                                                                    ¿Dónde guarda un
                                                                                                                    superhéroe su disfraz?      EN SUPERCHERO





                                                                                                                   Un ratón se come un
                                                                                                                   queso y un gato se
                                                                                                                   come al ratón.
                                                                                                                      ¿Quién queda?


                                                                                                                            EL GATO

                                                                                                                     Si tengo 2 cabezas, 3 pies,
                                                                                                                     6 piernas y un único ojo
           Hace muchos años     minaba en soledad       para casarse y su obli-  suelo. Lo único que
        vivió en Perú una       por la playa mirando    gación era, quisiera o  anhelaba era ser tan                                   ¿Qué soy?
        princesa muy bella      las estrellas y se com-  no, escoger un mari-   hermosa como las                                       UN MENTIROSO
        llamada Acafala. La     paraba con ellas.       do cuanto antes! La     estrellas del cielo y
        fama de su hermo-       Nada le gustaba más     rondaban muchos         que todo el mundo la
        sura era conocida en    que quedarse horas      chicos y todos eran     admirara. ¿Acaso era
        todas partes pues       mirando al firmamen-    excelentes partidos:    mucho pedir?                       Solo necesitas decir “júntense”
        jamás ninguna per-      to hasta el amanecer    elegantes, ricos, edu-     La luna y las es-               para que se separen.
        sona había visto a      sin dejar de pensar:    cados… ¡No había ex-    trellas, desde lo alto,                      ¿De qué hablamos?
        nadie igual. Tenía el   ¿será Venus más her-    cusa para demorarlo     la miraban con estu-
        cabello negro como      mosa que yo?            más!                    por porque no com-                                               LOS LABIOS
        el azabache, la piel       Aunque todo aquel       La princesa se negó  prendían que fuera
        suave como la seda y    que la veía se enamo-   rotundamente, afir-     tan vanidosa. ¡En la
        unos ojos redondos y    raba al instante, ella  mando que no quería     vida había cosas más
        enigmáticos que no      rechazaba a todos sus   a nadie y que su úni-   importantes que la                 Soy la planta que no da
        parecían de este        pretendientes porque    co deseo era estar      belleza exterior! Se               ni flor, ni fruto ni hojas.
        mundo. Además de        consideraba que na-     sola. No necesitaba     reunieron y llegaron                    ¿Quién soy?
        bonita era inteligen-   die la merecía. Su fa-  un marido y no de-      a la conclusión de que
        te y refinada. Cuan-    milia le presentaba     seaba compartir su      debían hacer algo                                     PLANTA DEL PIÉ
        do caminaba parecía     distinguidos mucha-     vida con una persona    para que dejara de
        que flotaba sobre el    chos para que eligie-   por la que no sentía    ser una muchacha
        suelo y a su paso       ra al más apropiado,    nada.                   frívola y orgullosa. Al
        dejaba un rastro del    pero ninguno le pare-      Sintiéndose muy      final, tomaron una
        más delicado perfu-     cía conveniente. Sen-   desgraciada, salió      decisión unánime:
        me a flores que se      tía que era incapaz de  corriendo hacia la      convertirla en estre-
        pueda imaginar.         amar a nadie porque     playa. Era el lugar     lla, pero no en una
           Sólo tenía un de-    a quien más amaba,      donde más le gusta-     brillante y reluciente
        fecto: se creía tan     era a sí misma.         ba refugiarse, lejos    como ellas, sino en
        bella como los astros      Un día, su familia   de todo el mundo.       una pequeña y senci-
        del cielo. Cuando lle-  se hartó de la situa-   Allí, junto a la orilla  lla estrella de mar.
        gaba la noche, ca-      ción ¡Ya tenía edad     del mar, lloró sin con-    Y así, como por
                                                                                arte de magia, Acafa-
                                                                                la se transformó para
                                                                                siempre en una estre-
                                                                                lla amarillenta, sin bri-
                                                                                llo, condenada a pa-
                                                                                sar el resto de sus días
                                                                                en las profundidades
                                                                                del océano.
                                                                                   A partir de ese día,
                                                                                vivió en la oscuridad,
                                                                                rodeada de silencio, sin
                                                                                poder contemplar los
                                                                                astros del cielo a los
                                                                                que tanto adoraba.
                                                                                   Dice la leyenda que
                                                                                fue la primera estrellita
                                                                                de mar que existió y que
                                                                                desde entonces, todas
                                                                                las estrellas marinas del
                                                                                mundo,  son igual de
                                                                                calladas y solitarias que
                                                                                la princesa Acafala.

                                                                                   MORALEJA. Quien
                                                                                se crea único y mejor
                                                                                que los demás, solo,
                                                                                sin brillo y en la oscu-
                                                                                ridad quedará.
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